Las noches son mágicas

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Regulus estaba conmigo como al principio, distante pero atento. Tal vez no debería de haberle dicho que soy de sangre desconocida tirando a sucia.
Ese cambio de actitud instantáneo, me hizo trizas. Justo ahora que empezaba a abrirme con él... simplemente me siento estúpida.

Me vi en la obligación de espiarle. Quería saber si mi compañera tenía razón o mentía, quería saber si era Regulus el que me mentía. Así que me embarqué en la siguiente aventura: seguirle en sus rondas de vigilancia.

Tal vez no hay nada de trepidante ni misterioso en seguirle mientras hace su ronda, pero aprendí que en la noche hay muchas revelaciones, y no puedo permitirme la libertad de pasar ninguna por alto.

Y por fin llegó la noche. Cuando terminamos la cena, los alumnos fueron a la sala común, pero yo me desvié un poco hasta la bruja tuerta y me escondí.

-Ahora solo falta esperar.

La zona estaba tranquila, así que cerré los ojos un segundito. Lo que no contaba era con dormirme...

-Miau.

...y que me despertara una gata.

-Hola, señora Norris -la gata se acercó a mi, que estaba sentada en el suelo-. No te chives de que estoy aquí -susurré-. Si me pillan, pueden tenerme limpiando la huerta de Hagrid dos semanas.

-Miaaau.

-Toma.

Le eché un trozo de salmón fresco que había envuelto en unas cuantas servilletas de trapo.

>>Será nuestro pequeño secreto.

La señora Norris ronrroneó agradecida. Sé que es una gata chivata y odiada hasta por los profesores, pero desde el principio me tiene cierto apego. En resumen: mi única amiga es la gata de un conserje.

La pequeña bolita de pelo se tumbó panza arriba. Le encanta que le rasquen la barriga y las orejitas.

-¿Te gustan los gatos?

-Sí. Cuando era pequeña tenía la cama llena de peluches de gatos, aunque nunca me dejaron tener uno por la alergia de mi...

Frené en seco la magestuosa explicación de por qué no tuve mascotas en mi vida cuando me di cuenta de que no era la señora Norris quien preguntaba, sino una voz masculina que me ponía de punta hasta el último pelo del cuerpo.

-A mi también me gustan -se sienta a mi lado. Eso molesta a la señora Norris, que bufa y se larga pitando-. Aunque esta no es muy agradable -sonríe.

Me quedé en silencio. Estaba bastante tensa por estar a su lado, pero no incómoda.

>>¿Qué tal estás?

-¿De verdad quieres saberlo, o lo preguntas porque sí?

-Me gustaría saberlo.

-Pues si te soy sincera, no lo sé. ¿Y tú?

-Tampoco.

Le miré por primera vez en todo este rato. Estaba serio, tenía ojeras y los hombros bajos. Se le notaba cansado, y se veía de sobra que no estaba en guardia por ese último detalle.

>>Perdona por haber estado distante.

-No pasa nada.

-Sí que pasa -suspira-. Sino ¿por qué estás aquí en vez de estar en tu habitación?

-No quería estar sola.

Aunque mi intención fuese seguirlo a escondidas, una parte de mi esperaba que me viera y que tuviésemos una conversación sin que el resto del mundo nos escuchase.

Regulus Black y tú [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora