Capítulo 2.

23 1 0
                                    

Al salir de la iglesia, Elios sintió un aura pesada sobre él, pero no podía decir si era por el frío que hacía o si en verdad era otra cosa. Usó su habilidad para encontrar lo que sea que lo estaba acechando, pero no encontró nada más que almas en pena que no presentaban amenaza alguna. Trató de ignorar esa sensación pero parecía que no se iba y tuvo que voltear varias veces a su alrededor para descubrir de dónde venía esa aura, aunque sabía que no encontraría nada.

Cuando llegó a la universidad, esa sensación había desaparecido e inmediatamente Elios se dirigió al edificio donde se encontraría con sus amigos. La Universidad Católica era la universidad más grande de la ciudad y, además, era una universidad privada, la más cara de la zona. La mayoría de los hijos de personas importantes y ricas asistían a ella. Habían muy pocos becados que iban allí, pero desafortunadamente estos pocos eran acosados.

Al llegar a la cafetería, Elios pudo distinguir a dos de sus amigos. Hansel estaba alardeando sobre algo como de costumbre, mientras que Uriel fingía que lo escuchaba. Al ver a Elios acercarse éste extendió sus brazos como suplicando.

-Sálvame, por favor, me está dejando sin cerebro.- al parecer Hansel llevaba horas hablando.

-¡Eli! ¡Feliz cumpleaños amigo!- Hansel saludó al recién llegado con entusiasmo.

-Gracias, Hansel. Y no creo que yo pueda ayudarte, Uriel. Resiste hasta que lleguen los refuerzos.- dijo Elios mientras se sentaba al lado de Uriel y enfrente de Hansel.

-¡Oigan! Eso suena como si estuvieran cansados de mi, me ofende.- Hansel se puso la mano en el pecho fingiendo estar dolido.

-Ya cállate un poco, me vas a dejar sin oidos de tanto escucharte. ¿Y tú qué te cuentas? Feliz cumpleaños- dijo Uriel mientras le daba el paquete de frituras favorito a Elios como regalo.

-Gracias, Uriel. Veo que te esforzaste mucho para no comerlo, en verdad lo aprecio.

-Cierra la boca.- dijo Uriel dándole un golpe en el hombro mientras reía.

-Oye, Eli, ¿qué te pasó en el cuello?- Hansel estaba emocionado al principio hasta que vió las gasas en el cuello de Elios y, ahora que Hansel lo había mencionado, Uriel también lo notó.

-A-ah, no es nada. Me encontré un... eh, un gato en la calle, quise acaticiarlo pero me terminó rasguñando.- Elios tomó el paquete de frituras esperando a que sus amigos le creyeran.

-Mm, seguro te deja una cicatriz. Ten más cuidado la próxima, tonto.- Uriel era un amante de los gatos y siempre defendió a los felinos.

Al parecer Hansel y Uriel le creyeron, por lo que Elios suspiró disimuladamente de alivio, pensando: "Realmente no entiendo tu amor por los gatos, Uriel"

-Como sea, ¿dónde vamos a festejar tu cumpleaños esta vez?- Hansel se veía muy emocionado por salir a festejar, pero Elios tenía malas noticias que anunciar.

-Por desgracia, mi tío me dijo que no saliera de casa... otra vez.

-No me jodas, ¿otra vez?- Mai había llegado golpeando con rabia su bolso en la mesa, asustando a los presentes. -Sin ofender, Eli, pero tu tío se está pasando.- dijo mientras se sentaba al lado de Hansel y se cruzaba de brazo sobre la mesa.

-¿Tienes que golpear tan fuerte la mesa?

-Cállate, Uriel.- Mai no era una persona muy amable y, gracias a su mal genio y comportamiento, muchas chicas de su clase la aborrecen. Pero, aunque parezca la persona más agresiva de la universidad, tiene un buen corazón y es una buena persona.

-Tranquila, amor. El tío de Eli debe tener sus razones para hacerlo.- si hay alguien que puede calmar la ira de Mai, sin duda era Hansel, ya que es el único que se ganó el privilegio de conocer su lado sensible.

Tentado por el DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora