Taehyung

91 8 0
                                    

No lo esperaba. Estaba prácticamente convencida de que a duras penas llegaría al cumpleaños, pero me sorprendió recibir su llamada tan temprano por la mañana. Estaba harta de escucharle al otro lado del teléfono, pero la idea de hacerle frente me ponía también muy nerviosa.

—He dejado todo en casa y los chicos me han dicho que igual sería buena idea que nos viéramos. —Decía con la voz un poco gruesa, como si no hubiera descansado lo suficiente. —¿Estás trabajando?

—Solo he venido a entregar unos papeles, pero puedo irme en unos quince minutos.

—¡Oh! En ese caso podríamos vernos en el parque que está cerca de tu casa... ¿Está bien así?

—Sí, claro...

—¡Nos vemos allí entonces!

Respondió enérgico colgando después el teléfono sin dejarme derecho a réplica. Maldita sea, tenía muchísimo lío con la fiesta de Jin, tenía mucho lío en mi trabajo y desde luego tenía mucho lío en mi cabeza. Pero intenté deshacerme de mis obligaciones lo antes posible. Ni siquiera me daría tiempo a pasar por mi casa a cambiarme porque conociendo su visión de águila me vería entrar en mi edificio y me echaría la bronca después por haberle hecho esperar. Era un poco reinona.

Hice todo el trayecto hasta el parque caminando, eran unos veinte minutos pero las lluvias habían remitido y a pesar de hacer frío, brillaba el sol. Solo quería ocupar mi mente con pensamientos positivos que mantuvieran los temblores de mis manos a raya. Dios, realmente le había echado mucho de menos. Más de lo que quería reconocer.

Al cruzar el cercado del parque le vi sentado en una especie de manta sobre el suelo y uno de sus guardaespaldas estaba un tanto alejado, en uno de los bancos mirando alrededor y cuidando de él. Solía ser así siempre que iban solos a alguna parte. Al pasar por su lado le saludé con un leve movimiento de mi cabeza y cuanto más cerca estaba más asfixiante se volvía la atmósfera. Al final, y porque soy imbécil, solo fui capaz de llamarle chistándole como si fuera un perro. Puse los ojos en blanco ante mi propia estupidez.

Supongo que no es como los demás, una mirada suya puede hacer que el suelo retumbe bajo tus pies. Se levantó de inmediato y fui capaz de ver lo que había preparado. Era una especie de picnic con snacks que tenían muy buena pinta y una botella de vino que podría valer mi sueldo de un mes. Sonrió y rodeó mis hombros con su brazo acercándome a su pecho. Siempre me quedaba como petrificada cuando Taehyung me abrazaba porque a menudo solía ser un poco distante. Los mechones de su pelo caían moldeados hacia los lados por mucho que intentaba mantenerlo hacia atrás con sus manos.

—Así que ya no lo llevas azul...

—¿De verdad es eso lo primero que vas a decirme después de dos semanas sin vernos? ¿Después de haber montado todo este tinglado? —Preguntaba dramático señalando el césped. —Además, te he traído un regalito.

—Llevas razón, qué descortés por mi parte. —Respondí sentándome en la manta. —¿Qué tal están tus padres?

—Pues genial, la verdad. Tenía muchas ganas de verlos. Han sido dos semanas terapéuticas sin mirar el móvil ni una sola vez, estoy orgulloso de mí.

—Jungkook montaba un drama cada vez que te llamaba y le saltaba el contestador, te habrá dejado como doscientos mensajes... ¿Le has visto ya?

—Él ha sido el que ha venido a recogerme al aeropuerto. —Decía sirviendo las copas de vino y tendiéndome una pequeña caja de madera pintada a mano. —Solo es un detallito, lo hacen en el pueblo.

Abrí la caja con los ojos brillantes embargada de la emoción, esto me hacía más ilusión que cualquier otro regalo ridículamente caro. Dentro del papel de cebolla había una preciosa bufanda en tonos pastel tejida a mano. Le miré emocionada y él sonrió.

7 DATES (BTS) *FINALIZADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora