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Su firma, era lo único que faltaba en aquel papel, la reluciente firma de Hoseok a un lado luciendo extremadamente burlona

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Su firma, era lo único que faltaba en aquel papel, la reluciente firma de Hoseok a un lado luciendo extremadamente burlona.

Al fin conseguiría lo que tanto le pedía.

Tomo el bolígrafo entre su mano temblorosa y la dirigió al infame papel.

—Suelta ese bolígrafo en este instante—. La voz demandante y dulce.

El aroma a loción de bebé y flores inundo sus fosas nasales dándole un golpe de calor y sintiéndose tan maravillosamente adictivo.

Volteó, soltando el bolígrafo y permitiendo que caiga al piso. Ahí parado frente a él con una mirada triste y anhelante.

Los cabellos naranjas despeinados, la expresión de agotamiento y las mejillas sonrojadas, su respiración regularizándose por correr.

Precioso.

Simplemente precioso.

Jungkook suspiró ante la belleza eminente.

—¿Hobi?—. El omega sonrió.

Sus ojos arrugándose levemente, la sonrisa acorazonada y aquello hoyuelos tan hermosos que la adornaban.

Su Hope siendo tan bello.

—Jungkook—. Dio dos pasos adelante—¿Me amas?—. Preguntó.

Jungkook le miro perplejo, parpadeo intentando salir de aquello y sonriendo levemente, una mirada casi desilusionada.

—Tú y Minnie son el aire que respiro—. Admitió.

—Eso es lo único que deseaba escuchar—. Confesó el omega.

Jungkook reacciono a tiempo para sostenerlo de sus muslos, mientras le devoraba la boca en aquel beso que tanta falta les hacia.

Hoseok a penas termino de escuchar aquellas palabras no dudo en correr a los brazos de su esposo.

El calor que al fin los envolvía. Terció, suave, cómodo y único.

El beso que termino por la falta de aire y les obligo a jadear fue tan mágico, que sus lobos pudieron despertar de esa ensoñación peligrosa que los estaba condenando a morir.

—Extrañe tus labios, extrañe tu aroma, extrañe tu calor, te jodidamente extrañe Hobi—. Fueron esas palabras cargadas de muchos sentimientos los que hicieron explotar su estómago en las mil maravillas.

Sus manos aún sosteniendo el cuerpo de su esposo para evitar su caída, apretujaron sus muslos en una sensación placentera.

Robándole un magnífico gemido al menor, sus penes frotándose, se sentía malditamente bien.

—No me dejes ir nunca más —. Insistió el menor.

Su mirada bajando a una tristona.

Jungkook negó con la cabeza, acercando su nariz a la abertura de su cuello, ahí donde se encontraba su marca, inspiro el aroma a bebé que sólo el omega era capaz de tener.

Junghope_🌻MI NECESIDAD🌻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora