EROS
Soy el hombre más feliz del puto universo. Maia seguía dormida a mi lado, su cabellera rubia cubría su rostro mientras sus piernas abrazaban una almohada en mi lugar, almohada con suerte, pero tenía que levantarme temprano para hacer lo que tenía que hacer. Me di una ducha rápida y me puse la ropa rápidamente para no despertarla, salí de la habitación camino hacia la cocina encontrándome con Terence en mi camino.
—Buenos días señor.
—Muy buenos días.
—Veo que está de buen humor.
—Hoy me siento muy feliz —afirme.
—¿Alguna razón en especial?
—La rubia encantadora que duerme en mis aposentos. ¿Qué crees que le guste como desayuno?
—No lo sé señor.
—Averigua el menú del room service —ordene.— buscaré recetas en internet sobre desayunos.
—Enseguida señor.
Entre a la cocina y me quede frente a la estufa buscando donde encenderla, después de tres intentos fallidos logré encenderla, busqué una receta sobre cómo hacer hotcakes, hice un desastre con los diez primeros ya que no hacían burbujitas y los quemé.
—¡Terence ayúdame!
La puerta se abrió a mis espaldas y no me tome la molestia de girarme, saqué uno de los hotcakes, esta era uno de los buenos no se había quemado.
Bueno, no se había quemado tanto.
—¿Por qué huele a quemado?
La voz de Maia hace que suelte el sartén haciendo que esté cayera sobre el suelo justo a un costado de mis pies, solté una maldición en Danés antes de girarme para verla, tiene la mirada soñolienta y aún sigue en pijama, solo se ha arreglado un poco el cabello.
Hasta media dormida es preciosa.
—Se supone que deberías estar dormida.
—Bueno, el olor a comida quemada me despertó y no te encontré en la cama así que quise revisar —confiesa restregando su ojos derecho.— ¿Dónde está Terence?
Y el nombrado apareció como por arte de magia.
—Señor, el hotel tiene waffles con Mora y creo que a la señorita le van a... —pausa al ver a Maia.— Señorita Bennet, buen día.
—Espera —dice ella levantando su dedo índice.— ¿Eso es lo que huele? ¿Estás haciéndome el desayuno?
Carajo.
—No claro que no, era para Terence —afirme.— Estas media dormida no sabes lo que ves o hueles, ve a ducharte.
Ella suelta una risa pidiéndole permiso a Terence para salir de la cocina, masculle haciendo reír a mi guardaespaldas pero se le fue la risa cuando le ordené que me ayude a limpiar la cocina.
—¿Quiere que le sea honesto señor?
—¿Qué ocurre?
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Beside you ©
RomansEl invierno llegó a la ciudad de New York, la nieve, la pista de patinaje y los arreglos de navidad se adueñan del lugar. Maia tiene tiene una relación de amor odio con el invierno, probablemente en su grupo de amigos dirían «Es complicado». Para el...