Prologo.

677 52 14
                                    

Los minutos pasaban lentos para los hombres que esperaban fuera, el silencio los tenía nerviosos a todos, pero en especial a cierto castaño que no podía evitar mover los dedos de forma constante.

— ¿No está demorando mucho?

La voz de un rubio hiperactivo sonó nerviosa.

— Sakura, Hinata, Temari y Akira están dentro, todo va a estar bien.

Cierto pelinegro respondió con falsa calma.

— ¿Pueden callarse?, es normal.

Sentenció el castaño buscando calmar a aquellos hombres que se encontraban a su lado, pero más que nada, deseaba calmarse a sí mismo.

Por unos segundos quedaron en silencio, aunque este mismo fue interrumpido por el mismo rubio cabeza hueca.

— Nada debería salir mal, ¿verdad?...

Sus azulados ojos buscaron los de sus compañeros.

— Ellas... saben lo que hacen, o al menos eso dijeron las lobas.

Contestó el peli negro mientras suspiraba.

— ¡¿Y cómo se supone que ellas pueden ayudarla?!

El rubio nuevamente comenzó a entrar en pánico, por cuarta vez en menos de diez minutos.

— Naruto, cállate.

El castaño cerró los ojos mientras fruncía su ceño, el rubio sólo lograba ponerlo más nervioso.

— Ellas ayudaron en el parto de su madre, y ahora además están Sakura, Hinata, Temari y Akira dentro.

El de coleta alta intentó calmar el tenso ambiente.

— Bueno, siempre has sido el más inteligente, Shikamaru.

Admitió Naruto mientras asentía conforme con la respuesta.

Una pequeña queja se escuchó desde dentro de aquel cuarto donde se encontraban las féminas, trayendo nuevamente el nerviosismo a los hombres.

— Si siguen así de ruidosos, Annaisha los golpeará en cuanto salga de ahí.

El castaño apretó sus dedos alrededor de sus brazos, nervioso y ansioso porque todo eso terminara pronto.

— Primero que nada, Hyuga, — la voz de Naruto salió con recelo — ¡mi prima no estaría pasando por esto si no fuera por tu culpa!

Shikamaru suspiró cansado al ver al rubio apuntar al esposo de su hermana.

— Desde que nos casamos, cambié mi apellido al Senju, idiota. — le recordó el de ojos perla con cierta irritación.

— Naruto, tú no puedes decir anda, Hinata también está en las mismas condiciones que Naisha. — recordó el Nara con calma — Y baja la voz, las chicas nos mandarán a volar si sigues gritando así.

El miedo recorrió la columna de los hombres, sabían que sus parejas eran de temer si se enojaban. Los tres ya habían presenciado tal atrocidad.

La puerta de pronto se abrió y un hombre de cabellera y ojos ónix entró mirando de inmediato al rubio.

— Siempre tan ruidoso. — comentó con seriedad — No creo que debas gritar si tu prima aún sigue dentro.

— ¿Sasuke?, ¿qué haces acá? — Naruto se puso de pie e hizo la pregunta que rondaba por la mente de ellos.

El Uchiha desvió su mirada y luego terminó de entrar para ir a sentarse y esperar junto al resto.

— Annaisha me avisó, me pidió que buscara unas cosas y que se las entregara lo antes posible. — su ingeniosa mentira sonó tan real, que hasta él se la habría creído.

El lugar quedó en silencio otros minutos, todos estaban tensos, preocupados y nerviosos. Pero antes de que alguien pudiera interrumpir aquel silencio, nuevamente, un llanto se escuchó y todos abrieron sus ojos con sorpresa mientras se ponían de pie con rapidez.

— ¿Ya...? — Naruto miró hacia Shikamaru siendo incapaz de terminar la pregunta.

El Nara asintió sintiendo sus ojos picar — Si...

El de ojos perla se acercó a la puerta, impaciente porque esta fuera abierta, y sus deseos fueron cumplidos sin demora, pues la puerta se abrió y la chica de rosados cabellos se hizo a un lado para permitirles la entrada.

Los que se encontraban esperando entraron a paso lento, sin terminar de salir de la sorpresa. Pero esa sorpresa cambió a fascinación en cuanto vieron a la pelirroja mujer con un bulto en brazos.

— Ve a conocer a tu hija, Neji-nii-san.

La voz de Hinata le hizo salir de aquel trance y acercarse a su esposa, se puso a su lado y miró a ambas con gran amor.

El de largo cabello tomó con cuidado a esa pequeña y la miró amándola con su vida, luego se le acercaron los otros tres y observaron a la durmiente como si fuera lo más tierno que hubieran visto en sus vidas.

— ¡ES HERMOSA, DATTEBAYO!

El grito, lleno de emoción del rubio, logró despertar al infante, quien se largó a llorar debido al susto y provocó que el conocido "Genio Hyuga" activara su byakugan listo para atacar al que osó despertar a su adorada princesa.

— Naruto....

Las féminas miraron al rubio con intenciones de golpearlo hasta el cansancio, pero la risa de la pelirroja hizo olvidar aquella idea.

— ¿Nee-san?

El rubio miró confundido a su prima, ¿por qué reía?

— Kata realmente fue bendecida con tíos amorosos, ¿no crees, Neji?.

La gran sonrisa de la Senju la hacía ver deslumbrante, a pesar del notorio cansancio.

— ¿Kata?

El rubio repitió confundido y Annaisha asintió.

— Ese será su nombre, Senju Kata.

Neji miró a su pareja y luego a su hija, y no pudo evitar sonreír en grande.

— Gracias, Naisha.

Habló el castaño mientras le daba el bebé a su mujer, se arrodillaba a su lado y besaba su cabeza.

Una leve queja por parte de la pequeña les hizo mirarla.

— Las amo. — aseguró mirando a ambas mujeres.

Senju |Nara Shikadai|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora