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Los días que ChanYeol no ha estado en casa se han sentido extraños. Me he estado sintiendo bastante inquieto y decaído. El departamento es grande y es como que no pertenezco a este lugar si estoy sólo.

Sigo pensando que hacer con el dinero que me dio BaekHyun y mi mente sigue en blanco. Siempre he pensado qué hacer si ganara la lotería y ahora que técnicamente es como si me la hubiese ganado, no se me ocurre nada.

Que fastidio.

Hoy llega ChanYeol. Me siento nervioso. Me he estado dando vueltas por el departamento y ni siquiera entiendo la razón. Miro la hora en el reloj. Se está haciendo tarde y ChanYeol aún no está aquí.

¿Qué debería hacer? Quizás debí haberme fugado en su ausencia cobrado el dinero y haberme subido a un avión con destino a alguna isla tropical. Así todo se hubiese acabo rápido. Pero extrañamente, no se sentía correcto abandonar a ChanYeol así.

El sonido del timbre me hace salir del extraño curso que estaban tomando mis pensamientos. No estoy esperando a nadie, así que no hay duda de quien es. Me acerco con una sensación extraña en el estómago. Debe ser producto del cansancio de estos días ya que no he podido dormir bien y he tenido mucho trabajo extra.

Abro la puerta con lentitud y me encuentro frente una montaña de paquetes. ChanYeol por fin ha llegado. Está de pie frente a mí, tan alto y de apariencia perfecta, con uno de esos trajes caros oscuros que tanto odio pero que se ven demasiado bien en él. Su cabello rubio está despeinado, pero eso solo hace que se vea aun más natural y apuesto.

—Sólo para recordarte... tienes la llave. Úsala y abre tú mismo...—. Solté sin pensar.

—Prefiero que vengas a recibirme a la puerta—. Dijo tranquilo. Me entrega la montaña de paquetes y los recibo por inercia. —Toma, tus regalos.

—Gra... gracias.

ChanYeol entra su maleta y yo dejo todos los paquetes en la mesita que está en la entrada. Esto es tan incomodo. Cuando ChanYeol cierra la puerta, me observa unos segundos y luego me da un abrazo. Sus brazos se enredan alrededor de mi cuello y yo me sorprendo por este repentino contacto.

—Estoy en casa, KyungSoo—. Susurra mientras su rostro se hunde en mi hombro derecho. —Tenía ganas de verte—. Agrega aferrándose a mí, como un cachorro.

Puedo sentir el olor de su perfume. Puedo sentir la calidez de su cuerpo. Extrañamente, me siento un poquito mejor y mis mejillas se tiñen de rosa. Inhalo y...

—Bienvenido...—. Respondo avergonzado, llevando mis brazos a su cintura, devolviendo el abrazo con timidez.

ChanYeol me aleja y empuja casi en el acto, lo que me sorprende bastante. Me siento desconcertado y un poco herido.

—Ahora... ¿Qué te pasa...? —. Pregunto nervioso y tal vez no quiero escuchar su respuesta.

—Bueno...—. Comienza a decir. —Pensaba que me ignorarías como siempre y esto me ha sorprendido bastante—. Me responde y lo entiendo, porque yo no suelo ser así. —Me hace muy feliz.

Me observa con cariño y con una sonrisa encantadora y aterradora a la vez. ChanYeol tiene esa clase de sonrisa que asusta un poco, pero ahora, ante ella, siento que mi corazón se saldrá en cualquier momento del pecho y no puedo evitar sonrojarme como un idiota.

—Debes estar cansado—. Digo para cambiar este ambiente extraño en que estamos. —La bañera está lista. Ve a bañarte.

—Muchas gracias—. Dice mientras se saca los zapatos. —Estas pequeñas cosas me gustan.

—¿eh?

—Parecemos recién casados—. Me sorprenden sus palabras, porque si, es verdad, lo parecemos. —KyungSoo, por qué no me dices eso de "¿prefieres primero un baño, la cena o a mí?"—. Bromea y sonríe.

Mentiroso Omega / CHANSOO // ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora