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Para Jin, el haber encontrado a su pareja destinada aún con toda las desesperanzas en las que vivía en su vida, había sido un milagro.

No sólo provenía de una familia muy pobre, sino que estaba desempleado de ya hacia más de un año donde no había vuelto a encontrar un nuevo sustento para su vida.

Las desgracias iban y venían todo el tiempo.

Desde una simple gripe otoñal, hasta la falla mecánica de su coche usado.

Por eso cuando conoció al alfa que le tomaba la mano con sincero amor, no podía creer que realmente esto le estuviera ocurriendo a él.

Kim Namjoon era un alfa increíble y podría estarse quedando corto en sus palabras.

Lo había conocido en la universidad de arte y mercadotecnia cuando ambos corrían tarde hacia sus respectivas aulas de clase.

Fue un momento casi mágico, con palabras por parte de ambos y la promesa de una cita a la que le siguieron muchas más y que trajo consigo una relación de más de seis años. Consiguiendo que ahora, el omega tuviera un hermoso anillo de un diamante pequeño y elegante al cual se aferraba con locura.

Su vida desgraciada le había dado un tiempo fuera al dejar a su lado a Namjoon, quien lo amaba y había estado pasando las adversidades con él todo este tiempo.

Nunca jamás se sintió tan amado.

Ahora, los últimos retoques de su maquillaje de novio le hicieron sonreír al espejo y a su hermana, que con pequeñas lágrimas cayendo de sus mejillas le repetía lo hermoso que se veía en un día tan importante como era este.

Estaba a punto de acontecer una boda. Su propia boda. Donde uniría su vida felizmente con la de su alfa y juntos harían su vida de una sola.

Sentía una gran felicidad corriendo por cada parte de su cuerpo y su sonrisa animada deslumbraba a cada persona que lo veía, pues era el novio más hermoso que jamás hayan visto nunca.

La nieve caía por las ventanas dejando claro que el invierno estaba a punto de llegar.

Seokjin amaba el invierno.

Le recordaba a todas las tardes en las que Namjoon le prometía ir a tomar un café saliendo de la universidad y charlaban por horas antes de que la noche cayera por los hombros de ambos y tuvieran que despedirse repitiendo la salida casual cada nuevo día.

Aliso su traje de novio unas dos veces más sintiendo sus mejillas sonrojarse por la feliz sonrisa que su mejor amigo le brindaba.

Hoseok le había prometido que todo saldría bien y tenía la certeza de que así sería.

Winter FallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora