Capítulo 29

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PETER 1

—¡¿PUEDES SALIR A JUGAR, SPIDER-MAN!?

Ese hijo de...

Mi sentido arácnido se volvió loco cuando lo vi volando en el cielo y mi ira creció cuando comenzó atacarnos con sus bombas.

El doctor Octavius alejo las bombas de Strange, mientras nosotros esquivabamos las demás.

Pero fue solo una distracción, Osborn voló detrás de nosotros robándole la caja a Strange. Otto reaccionó rápido y atrapó su planeador con uno de sus brazos metálicos, Strange uso su magia para quitarle la caja, sería muy peligroso si caía en sus manos. Norman corto el brazo que lo sujetaba y se alejo de pronto.

Esperen... ¿Se alejó?

Mi vista fue directo a la caja cuando mi sentido arácnido me lo advirtió.

La caja... Strange... ¡BOMBA!

¡STRANGE, NO! —le grite demasiado tarde, la bomba que estaba dentro de la caja explotó, liberando el hechizo.

La cantidad de poder que contenía la caja se libero de pronto, destruyendo todo a su paso. La estatua comenzó a derrumbarse y con ella las estructuras que nos sostenían.

Mi sentido arácnido se puso alerta cuando escuché el grito de T/N.

Corrí hacia ella, lanzandome al vacío por un segundo sentí que tiempo se detenía mientras caíamos.

Dejame salvarla.

Ella intentó alcanzar mi mano... Solo unos centímetros más, solo un par más.

—¡PETER!

Solo pude rozar su mano cuando Osborn me empujó lejos de ella.

—¡T/N!

PETER 3

—¡T/N! —Peter y yo corrimos hacia ella en cuanto vimos como ese hombre se llevaba a Peter 1 en su planeador.

—¡No, no, no, no, no! —Peter 2 grito detras de mi.

—¡Por favor, esta vez no! —me arroje hacia ella.

Dejame salvarla, por favor, dejame hacerlo esta vez.

A mi mente llego el recuerdo de ella cayendo, cuando tenía la esperanza de que yo la salvaría.

Pero falle, no pienso fallarle otra vez.

No puedo permitir que él la pierda... yo no puedo perderla de nuevo.

—¡No volveré a perderte!

T/N estiró su mano hacia mí, me impulse hacia ella, podría jurar que él tiempo se detuvo...cuando la tuve entre mis brazos me juré jamás volver a soltarla.

Lance una de mis telarañas para amortiguar nuestra caída. Ella se aferraba a mí pecho con fuerza.


Volví a respirar cuando sentí mis pies tocar el suelo.

Lo hice, lo había hecho... La salve.

Mis ojos se encontraron con los de ella, se veía tan aterrada pero por un segundo puede ver orgullo en ellos.

—¿Estás bien?

A mi mente llegaban recuerdos de cuando la tenía de la misma manera, entre mis brazos, sin vida... por culpa mía, pero esta vez estaba ahí, viva entre mis brazos.

The last multiverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora