Omar le entrega los zapatos. Él los toma con sus manos temblorosas de la emoción.
— ¿Señor se encuentra bien? —parece como si estuviera enfermo su jefe.
— No te preocupes Omar, es solo el cansancio, nos vemos —se maldijo porque fue muy obvio.
Los sujetaba con tal fuerza los zapatos, que hasta los estaba doblando. Al percatarse aflojo el agarre. No quería dañarlos.
Al llegar a su auto, Rogelio coloca los zapatos de Elisa en el asiento del copiloto y emprende el viaje. Durante el trayecto a su casa, Rogelio no deja de pensar las mil cosas excitantes que desearía hacer con esos zapatos. Sus pupilas se dilatan de solo pasar las imágenes en su mente.
Empezando olerlos, aspirar el aroma de los pies de Elisa. Pasar su lengua dentro de ellos, masturbarse hasta llegar al clímax, también adentro de ellos. Después limpiarlos muy bien.
Pero también hay algo en él, que no le permite realizar dichas acciones. No es el momento, ni la situación adecuada, que no lo hace sentir la misma emoción. Se siente vacía o será el que se siente así.
Decide dejarlos adentro de su coche y marcar a su hijo
—Hola, Fabiola. ¿Cómo estás? —la mamá de Amelia le contesto. Ellos tienen una bonita relación. Fabiola sabe del trato que hicieron y los apoya. Les ayuda con el cuidado de su nieto cuando los dos se encuentran trabajando.
—Bien gracias, me dijo mi hija que me marcarías para hablar con Enriquito. —Amelia se encontraba en las oficinas que abrieron en Francia.
—Si por favor, Fabiola
— Aquí viene deja le paso el celular
—¿Papa por qué no me has hablado? —Enrique tiene 4 años de edad, pero en ocasiones se comportaba como un adulto.
—He tenido mucho trabajo hijo
— Me quiero ir contigo, mi mamá nunca esta. Siempre está en el trabajo —como lo dijo Amelía, su hijo le daría quejas.
—La otra semana ya están de regreso de acuerdo.
—No, yo ya me quiero ir
—Enrique. Te prometo que cuando regreses tú y yo. Iremos al parque de diversiones el que te gusta mucho y comeremos mucho helado. Pero eso último no se lo digas a tu mamá porque sabes que no nos deja comerlo ¿ok?
— ¿No me estás mintiendo papa?
—No hijo, solo promete que le harás caso a tu abuela y madre
—Si papa —Enrique para él era lo más importante en el mundo. Su estabilidad emocional y económica era su prioridad.
— ¿Dime hijo que lugares has conocido?
Se quedó media hora hablando con su hijo. De lo gracioso de como hablaban las personas de Francia. Lo que Enrique no sabía, es que Amelia le había dicho que tenía intenciones de que su hijo cuando cumpliera 5 años aprendiera francés. A él, no le va a gustar. También hablaron de los programas infantiles y de que extraña sus amiguitos del colegio. Después de colgar con su hijo, se fue a tomar una ducha y al terminar se metió a su cama tratando de dormir.
Por la mañana Rogelio, se dirige a su oficina, más tranquilo, fue de gran ayuda, reflexionar y consultar con su almohada la situación con Elisa.
Primero tiene que dejar a Vanessa para estar libre de ella. Decidido acercarse a Elisa, pero solo por sus pies. No espera llegar a tener sentimientos por ella, hace años que decidió no enamorarse de nadie. Solo su único interés en las mujeres, serian, son sus pies.
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A Los Pies De Elisa
RomanceUn día te dejan. Un día tu matrimonio termina. Un día tu vida cambia. Elisa no sabía qué hacer ¿Qué hacer en estos casos? ¿Rogar o seguir adelante? Con el corazón roto y confundida. Hasta que conoció a Rogelio. Rogelio lo tiene todo. Una esposa, un...