Capítulo 28
Subían el avión privado de Rogelio, Elisa se sentía dichosa con su gran ramo de rosas rojas que llevaba en sus manos, mientras que él llevaba su maleta. Las gemelas fueron las primeras en abordar.
Ellas tomaron dos asientos en la parte de atrás del avión, Rogelio y Elisa lo tomaron adelante.
—¿Estás seguro de que nos quieres acompañar? —le pregunto con miedo de que le digiera que era por obligación.
—Sí. ¿Por qué lo preguntas? —le estaba abrochando el cinturón de seguridad.
—Tu familia —Rogelio hizo un gesto de confusión y después atendió
—No te preocupes por ellos, mi hijo está con Amelia
Rogelio se acerca a ella para darle un beso cuando el despegue empieza. Elisa se aleja y empieza a temblar, se sujeta fuerte del asiento.
—¿Estás bien Elisa? —Rogelio preocupado, la sujeta de las mejillas.
Ella no podía decir alguna palabra, había cerrado los ojos con fuerza. Tenía miedo de que el avión prendiera fuego o peor sé callera en el viaje
—Elisa le da miedo las alturas Rogelio —escucha que Diana le dice gritando.
De inmediato, sin pensarlo, posa su brazo alrededor de sus hombros y la sujeta fuerte.
—Tranquilo corazón, todo estará bien. Aquí estoy yo. No pasará nada.
Elisa poco a poco abre los ojos, al sentir en el brazo de él rodeándola y sentirse segura.
—Parezco una niña tonta de seguro—se siente apenada, pero aún sentía un poco de miedo.
—No, claro que no. No eres la única que le dan miedo volar —le susurra
—Es que solo lo hecho una vez y con eso tuve para que mi mente diga ve en posibles sucesos horribles
—Entiendo, pero no pasará nada. Este avión siempre es revisado antes de cada viaje.
—¿Seguro? —aún la sigue sujetándola.
—Si
En ese momento sintieron cómo el avión despegaba y Elisa se colocó en el torso de él. Lo que el cinturón la dejaba. Él ahora la abrazo y empezó a besar su cabello.
—Respira Elisa. Todo está bien, mira, ya estamos arriba
—No me digas eso por favor —ella le decía mientras seguía en su torso
—Está bien perdón por eso, pero tranquila
Elisa cierra de nuevo los ojos, pero ahora no de miedo, sino disfrutando de los besos, la estaba tranquilizando, hasta que se durmió.
Había tenido un día muy pesado en ventas, para regalos de último momento que hicieron que la Zapatería estaba llena de compradores. Le dolía sus pies. Hubiera deseado estar solos para que él se los adoraba, pero no fue así.
La azafata les indico que ya se podían desabrochar los cinturones y podían ponerse de pie. Diana aprovechó para ir en busca a saber cómo estaba su hermana. Pero se encontró con una escena conmovedora.
Elisa estaba dormida, recargada, en el torso de Rogelio, su amante, mientras que le estaba acariciando la mejilla y diciéndole unas palabras que no supo distinguir.
Él sintió la presencia de la gemela y la volteo ver.
—¿Sucede algo? —pregunto amablemente
—No, solo quise venir a verificar que Elisa estuviera bien —le estaba sonriendo
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A Los Pies De Elisa
RomanceUn día te dejan. Un día tu matrimonio termina. Un día tu vida cambia. Elisa no sabía qué hacer ¿Qué hacer en estos casos? ¿Rogar o seguir adelante? Con el corazón roto y confundida. Hasta que conoció a Rogelio. Rogelio lo tiene todo. Una esposa, un...