36. Festividades Retorcidas

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Al despertar esta mañana, sentí una mirada gentil posada en mí. Mis ojos se abrieron lentamente para ver a Lucius mirándome dormir, y aunque normalmente sería algo espeluznante, algo sobre él haciéndolo se sentía como un halago. Él tenía una pequeña sonrisa en su rostro mientras que sus ojos de ensueño estaban llenos de admiración. Su sonrisa se agrandó un poco más al darse cuenta de que me había despertado, usando su mano para apartar un mechón de cabello de mi rostro.

—Buenos días, preciosa —habló en voz baja con su celestial voz mañanera.

Mis labios se curvaron hacia arriba y dejé escapar una risita mientras disfrutaba de su toque.

—Buenos días, amor —murmuré, poniendo mi mano sobre la suya que estaba en mi mejilla.

—¿Dormiste bien? —preguntó con dulzura.

—Dormí de maravilla, eres muy calientito —dije alegremente, llevando sus dedos hacia mis labios y besándolos.

—Me alegra —se carcajeó—. Pero, probablemente deberíamos levantarnos pronto para evitar que nos atrapen —su tono alegre flaqueó un poco, dejando claro que preferiría quedarse todo el día en la cama conmigo.

—Ugh, ¿por qué simplemente no podemos escaparnos?, sólo tú y yo —sugerí, obviamente sin esperar que nada de eso pasara en realidad.

—Eso sería genial, ¿no? —Lucius suspiró, acariciando la piel de mi mejilla—. Vamos, amor —apartó su mano de mí y se sentó en la cama, instándome a hacer lo mismo.

Gruñí y lo imité, estirándome un poco una vez me senté del todo.

—Creo que Draco y yo iremos de compras hoy —anuncié mientras lo observaba ponerse de pie.

—¿Oh?, ¿necesitas dinero? —preguntó, estudiando mi cuerpo desnudo mientras que el suyo estaba perfectamente iluminado por los rayos de sol colándose entre las cortinas.

—Sería contraproducente comprarte un regalo con tu propio dinero —me reí, conectando mis pies con el piso frío.

—No tienes que comprarme nada, pequeña —dijo con un tono divertido antes de desaparecer hacia el baño para lavarse los dientes.

—Hay muchas cosas que no tengo que hacer, pero aun así quiero —repliqué, encontrándome con él en el baño mientras él terminaba de lavarse los dientes.

Lucius se rio y caminó hacia mí, con sus joggers perfectamente ceñidos a sus caderas, exponiendo un poco la cinturilla de sus boxers. Crucé los brazos sobre mi pecho desnudo, intentando mantener mi cuerpo desnudo caliente, considerando que la Mansión normalmente era bastante fría en las mañanas.

—Cómo tu digas —se sonrió precioso, envolviendo sus brazos tonificados alrededor de mi cintura—. Ve a vestirte, T/N, ese cuerpecito tuyo me está volviendo loco y no creo que haya el suficiente tiempo para ocuparme de él —arqueó una ceja, su tono tornándose más severo.

Mi estómago se llenó de mariposas y asentí, intentando apartarme de él. Él rápidamente volvió a llevarme hacia él y chocó sus labios con los míos, soltando un ronco y hambriento gemido en mi boca. Luego, Lucius se apartó con una sonrisa de satisfacción en su rostro e hizo un gesto con su cabeza hacia mi ropa, diciéndome implícitamente que fuera a vestirme. Sentía sus ojos en mí mientras me alejaba de él. Pronto, tuve mi ropa puesta y le envié una mirada de despedida antes de dirigirme a su puerta. Al abrirla, asomé levemente mi cabeza para asegurarme de que el pasillo estaba despejado antes de cerrar su puerta detrás de mí y correr a mi habitación.

Por suerte, logré llegar sin ser atrapada y luego procedí a hacer mi rutina mañanera, poniendo un atuendo fresco y dirigiéndome al piso de abajo para desayunar. Draco y Narcissa ya estaban allí y ambos me saludaron cuando me senté.

𝑫𝒂𝒅𝒅𝒚 𝑰𝒔𝒔𝒖𝒆𝒔 (ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora