Sátira Reflexión (reedición)

:: 8 :: NOTA*

Tengo miedo de ti, de mí, del destino injusto que juega crucial entre las decisiones, entre las tuyas, entre las mías, entre cada decisión que tambalea incongruente en las profundidades del  miedo, nuestro mal del silencio.

Del injusto destierro de tus manos y labios, hoy voy  sin parar de ir de paso, entre sombras del lado oscuro que murmullan en ecos nocturnos, la futura esperanza de sentirme morir de noche no ha sido más que el ensueño desvaneciéndose en placeres de los cuales no deberías tener razón.

Doliente la ausencia del matiz que a mí alrededor decora, no hay tal resplandor dentro de esta soledad que abruma, mientras crece la brecha entre los recuerdos de sobra y esa inmensa necesidad que de a poco tortura y nada oculta, seré por siempre el mudo susurro que entre el viento y soplidos te habla al oído.

Te sentí abrazarme a cuerpo entero, sueños guajiros que provocan las  corrientes del aire entrando por la venta semicerrada; yo frente al cálido sentimiento sabor a hiel del beso a tu recuerdo, sentí amarte a plena luz de un vago instante, con aquella peculiaridad de saberme capaz de mostrarme amante, triste despertar y notar que solo fue una descarga emocional.

Vana creencia inútil de revivir en mi mente viejas imágenes en tu ausencia permanente, se cuelan entre los espacios vacíos de lo que ha resultado amarte, valla locura de sentirse certero al engaño y terminar culpable, cobarde ante el oscuro cristalino de tus ojos que reflejan mi desastre. 

Culpable en declinar la pureza del grito amargo al reclamo de la indiferencia total de un ente ausente, responsable soy del acto impulsivo por buscar similitudes de caricias vencidas, con términos a sentencia en déficit ante el destino.

* modificado el jueves 15 de julio de 2015

[ Aüd!räk mOody ]