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Tord estaba en su oficina, colocándose unas vendas alrededor del cuerpo, las cuales apenas y se la ponía, se manchaban de sangre nuevamente. Dio un suspiro, terminando de ponerse las vendas en su desnudo brazo, comenzando a colocarse vendas en el torso, pues también tenía heridas en ese lugar.

Terminó de vendarse y se colocó su característica sudadera roja, recién se estiró un poco y bostezó. Recién se dio cuenta de que le dejó su bata al de cuencas.

Acarició su cien algo molesto, tomando una botella de vodka, destapándola y pegando la boquilla a sus labios, bebiendo el líquido en su interior.

Giró su silla para poder mirar por el ventanal, las cosas parecían ir normales, pero el cielo poco a poco se teñía de rojo y negro.

Tan solo necesitaba terminar dos cosas, o mejor dicho solo una, la otra ya la tenia en su poder, ya tenía a Thomas en su poder.

Solo faltaba que esas mascarás estuvieran finalizadas, y podría tener todo en su poder, ni siquiera Rusia o China podrían detenerlo una vez teniendo esas mascarás listas.

Tan solo necesitaban tiempo, un poco de tiempo, y todo se haría realidad, todo lo que siempre quiso: el poder dominar al mundo se haría realidad.

Agradecia estar lo suficientemente roto como para no sentir remordimiento por lo que hacia, agradecía no tener arrepentimiento de tantas muertes que causó, de tantos delitos que cometió. Agradecia estar lo suficientemente demente como para no darse cuenta de el daño que estaba haciendo, y por supuesto, agradecía estar lo suficientemente desquiciado como para poder ignorar sus sentimientos que ahora eran inexistentes, su moral ya no existía, y su conciencia había perdido la batalla contra él.

Solo estaban sus malas intenciones, y sus ganas de tener al mundo en su poder.

Dio una risita perversa, maliciosa, tétrica. Pero se detuvo al escuchar como tocaban su puerta, otra vez con lo mismo.

Exclamó un tranquilo y firme "Pase", esperando a que sea quién sea, entrara.

Un chico que conocía bien, entró por la puerta hasta detenerse frente al escritorio de el de cuernos.

- Tord, tu chico ya ha despertado.

Dijo Patryck con una sonrisa incómoda, no había sido fácil hacerlo despertar, y mucho menos dejarlo tranquilo cuando despertó. Pero en cuanto a Tord, una gran sonrisa se presentó en su rostro, levantándose con felicidad de su silla.

- ¡Perfecto! ¿Hay algún inconveniente?

Preguntó de inmediato, siempre ocurría algo malo cuando mandaba a Paul y a Patryck a hacer algo.

- D-De hecho si, señor..

Se le hizo raro que le dijera señor, sabía que cuando estaban solos estaban permitidas las informalidades. Era obvia señal de que ocurría algo malo.

- ¿Se podría saber cuales son esos inconvenientes?

Gruñó por lo bajo, provocando que el de fleco de alitas de pollo temblara un poco y se rascara su nuca nerviosamente.

- El chico pues.. golpeo a Paul en el ojo y trató de escapar

Cerró los ojos con fuerza, Tord solía tener un mal temperamento cuando se trataba de cautivos rebeldes que no cumplian sus ordenes.

- Ya veo, ¿Que hicieron al respecto?.

Preguntó con seriedad, no le sorprendía de hecho, Tom solía ser bastante hijo de perra cuando se lo proponía, y era bastante probable de que tratara de escapar luego de tal golpiza que le habían dado.

A Su Servicio, Red Leader. [TordTom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora