Capítulo 1: Lo Siento

217 18 5
                                    

"Congelado en el tiempo, es el destino de todos los Watson eventualmente" es algo que Amelia sabía desde el momento en que usó por primera vez ese reloj hace tanto tiempo, algo que no olvidó después de todo, y aun así ella no quería pensar cómo o cuándo sucedería eso; cuándo llegaría a descansar en un lugar donde el tiempo no existía en absoluto, y por lo tanto ella también dejaría de existir.

La idea de que un día, cuando menos lo esperara, su vida de viajes en el tiempo llegaría a su fin. Durante mucho tiempo, a pesar de que le daba miedo, al menos podía olvidar que su vida tenía una limitante. No importaba que un día esta viajera del tiempo desapareciera, en medio de una vieja oficina cubierta de polvo y alguna telaraña en el techo, al menos podía descansar tranquila sabiendo que al menos se estaba divirtiendo jugando con el tiempo, y lo más importante, que no haría daño a nadie cuando ese día llegara.

Hasta que la conoció.

Todavía no podía creer lo mucho que Gura había cambiado su vida; no podía dejar de pensar en lo especial que era para ella, en cómo la ayudó a convertirse en lo que era ahora, en cómo consiguió tener tantos amigos gracias a ella, y en cómo cada día parecía más dulce que el anterior cuando estaba a su lado.

Sus sentimientos hacia la atlante estaban escritos en piedra desde hacía mucho tiempo; sabía que la quería más de lo que podría querer a alguien, y sin embargo, se negaba a dejar salir esos sentimientos. Si había algo a lo que Gura no le tenía miedo era al tiempo, podía vivir otros nueve mil años y para ella y la mayoría de sus amigos no cambiaría nada, pero Amelia no podía decir lo mismo.

Cuando conoció a Gura ya había viajado más tiempo del que podía recordar, no importaba el tiempo que había pasado antes de que se conocieran, pero ahora, tener a alguien que le importaba, no, a alguien que le importaba ella hacía que el tiempo fuera mucho más aterrador. No sabía cuánto tiempo pasaría hasta ese día, cómo elegiría el reloj un final para ella, y el día que sucediera, no sabría cómo ocultarlo a sus seres queridos, especialmente a la que más quería.

Cada vez que tenía la oportunidad de mostrarle a Gura sus sentimientos, cada vez que sentía que Gura se pasaba un poco de la raya, era como si su cuerpo se pusiera automáticamente en modo de defensa, fingiendo no entender lo que Gura intentaba hacer, y más de una vez, fingiendo que tenía otras cosas que hacer como detective. El número de veces que tuvo que escapar de Gura utilizando ese reloj era imposible de contar, y sin embargo a Gura no parecía importarle, o al menos, fingía no estar enfadada con Amelia por escapar en el peor momento posible. Amelia se sentía culpable cada vez que se aislaba viajando al pasado o al futuro sólo para esconderse de Gura. "Soy una cobarde" pensaba ella una y otra vez.

Al menos, aún le quedaba tiempo, aún tenía a alguien a quien cuidar, aún tenía algo a lo que volver, y cuando estaba con Gura, podía olvidar que su tiempo era limitado.

Y entonces sucedió.

"¿Eh? ¿Qué hora es?" Dijo Amelia mientras apagaba la alarma de su teléfono, estando aún somnolienta como todas las mañanas, en lugar de mirar la hora en su teléfono se dio la vuelta y tomó su reloj. Hasta ahora, era probablemente el reloj más exacto que podía existir.

"¿¡Las 5 de la mañana!? ¿Qué demonios?", agarro su teléfono y comparó las horas. En realidad eran las 9 a.m. "¿Eh? Debí haber cambiado mi hora por accidente o algo así" se desplazó a través de las opciones en su teléfono tratando de encontrar lo que cambió su hora, sólo para encontrar que no ha cambiado nada. Incluso buscó la hora real en su navegador web sólo para ver que su teléfono tenía razón.

"¿Qué diablos?", gritó mientras encendía su ordenador por si acaso algo en su teléfono estaba mal, aunque sabía perfectamente que no era el caso, se sentó en su silla esperando a que el ordenador se iniciara mientras miraba su reloj. No pudo evitar notar que su reloj iba inusualmente más lento de lo habitual, casi como si cada pocos segundos en la realidad fueran uno solo en su reloj. Temió por lo peor con su corazón comenzando a latir mucho más rápido, cuando su PC se inició, vio la misma hora que antes.

Hasta que la Lluvia se DetengaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora