Hasta que la Lluvia se Detenga

Capítulo 7: No Importa lo que Cueste

"Oye Gura... ahora que lo pienso, nunca te pregunté esto" dijo Amelia, sentada en su despacho unos meses después de conocer a Gura por primera vez, al menos, la primera vez para ella.

"¿Si Watson?"

"Pero, sé sincera conmigo".

"¡Por supuesto!"

"¿Cuántos años tienes en realidad...?"

Gura no tenía una respuesta exacta, "¿Físicamente, mentalmente?" pensó, y ninguna de las dos era realmente fácil de responder. Para su cuerpo parecía como si nada hubiera cambiado desde aquel primer encuentro, como si tuviera la misma edad que cuando experimentó todo esto por primera vez, pero mentalmente... no sabía cuánto tiempo había pasado para ella, lo único que podía hacer era preguntarse...

"¡Watson!..."

¿Cuántas veces tuvo que gritar su nombre?

"Lo siento..."

¿Cuántas veces tuvo que escuchar a Amelia diciendo eso?

"Lo siento Watson..."

¿Y cuántas veces rompió la promesa de Amelia?

¿Cuántas veces escapó de su realidad, tratando de tener otra oportunidad de salvar a Amelia? Durante todo este tiempo, tuvo que verla morir una y otra vez, y cada vez era lo mismo, cada vez que su corazón se sentía roto, cada vez que tenía más cosas que hacer con ella, cada vez que perdía el tiempo tratando de encontrar una manera de sacar a Amelia de ser congelada en el tiempo, cada vez que decidía rechazar la idea de que no había manera de salvar a la persona que amaba, cada vez que hacía algo ligeramente diferente, y sin embargo, era como si su línea de tiempo estuviera destinada a suceder de una manera exacta cada vez, y así, tenía que dar las mismas respuestas de vez en cuando

"Bueno, la edad empieza a ser difícil de contar después de los 9000" era la respuesta que Gura siempre tenía que dar a Amelia cuando le preguntaba por su edad actual, y aunque era cierto que se hacía difícil de contar, se hacía aún peor cuando empezaba a usar el reloj una y otra vez. Ya ni siquiera sabía si tenía 9000 años, al menos mentalmente, sin poder saberlo ahora.

Era frustrante, después de tantas veces haciendo lo mismo una y otra vez, después de repetir su relación con Amelia quién sabe cuántas veces, seguía sin salvarla, seguía sin poder estar con ella para siempre, y lo que era peor, cuanto más intentaba salvarla se sentía un poco más alejada de Amelia, ya que tenían un caso que resolver que les quitaba mucho del tiempo que podían utilizar en muchos más momentos de los que ya tenían.

En algunos intentos casi consiguió una respuesta, donde otras Amelias tenían teorías de cómo se podía hacer algo una vez en ese mundo, cosa que por supuesto ninguna de ellas podía probar, teorías de cómo tal vez la respuesta estaba en cambiar algo en el reloj, algo imposible cuando el reloj se reparaba solo cuando seguía funcionando, en otros, la respuesta era solo un "no sé de qué estás hablando", ya que muchas de las Amelias aún tenían miedo de siquiera hablar del destino que tenían como viajeras del tiempo.

Lo intentó todo, a veces parecía que no había forma de desvincularla del reloj, no había forma de que su alma llegara al inframundo, no había forma de que Kronii supiera dónde estaba por mucho que lo intentara.

Y a pesar de todo eso, Gura no tenía ninguna intención de detenerse pronto, parecía que nadie se daba cuenta de las veces que intentaba cambiar los acontecimientos, de las veces que volvía a aquella primera reunión, de las veces que entraba en su despacho por primera vez, de las veces que lloraba en sueños al sentirse inútil en su intento de salvar su sol.

Aun así, no quería parar, no podía parar, no importaba cuántos intentos fallidos tuviera, aceptaba el hecho de que siempre había una próxima, otra oportunidad de conocer a Amelia, y no importaba cuántas veces volviera, nunca se cuestionó ni un solo segundo si acababa con otra Amelia, sabía perfectamente que seguía siendo ella, pensaba las mismas cosas cada vez, experimentaba las mismas cosas sin importar cuánto tiempo pasara, siempre estaba ahí para su tiburoncita, seguía siendo su sol.