Capítulo 4: Injusto

62 11 0
                                    

Pasaron años desde entonces, y hasta ahora, nada parecía cambiar realmente, aparte de conocer a Amelia antes de lo esperado. Seguían hablando en la playa durante semanas hasta que Amelia tuvo que trabajar como detective, Amelia seguía renovando su oficina de a poco con el tiempo, Gura seguía teniendo que decir lo que había pasado con Atlantis muchos años antes, y Amelia seguía dando esa misma explicación de su reloj, y a pesar de que Gura realmente quería preguntar sobre cómo había dejado de funcionar, no tenía el valor de interrumpir ninguno de los dulces momentos que tenía con su rayo de sol, incluso si la mayoría de ellos eran los que ya había vivido.

El reloj que tenía Gura no funcionaba después de todo este tiempo, mientras lo tenía en su apartamento, nunca parecía funcionar de ninguna manera; por más que lo presionara o tratara de lanzarlo, seguía igual, era aún más extraño que a pesar de haber usado el reloj, y peor aún, que ahora hubiera dos relojes en la misma línea de tiempo, nadie parecía darse cuenta, y con nadie se refería a Kronii. ¿Hizo algo para que fuera imperceptible o algo así? Todo se sentía tan extraño, y sin embargo, ella quería aprovechar la oportunidad que tenía para hacer todo de nuevo.

Aunque quisiera hacer algo hasta ahora, no tenía otra persona que la ayudara aparte de la propia Amelia, todavía no había conocido a ninguno de sus muchos amigos en todo el mundo que pudiera hacer algo al respecto, y gracias a que el reloj que tenía no funcionaba, ni siquiera podía conseguir ayuda de otra línea temporal, todo lo que tenía que hacer era pedir, no, convencer a Amelia de que tenían que hacer algo.

Después de tantos años, y todavía mucho antes de conocer al resto de los Mitos, tendría eventualmente la oportunidad perfecta para preguntarle a Amelia sobre eso.

Después de una pequeña cita que ambas tuvieron por el parque, ahora en lo que era el apartamento de Gura, tuvieron un pequeño momento de silencio mientras se sentaban una al lado de la otra. Gura pensó durante todo el día que todavía había una pregunta que no había hecho, para no incomodar a Amelia. Lo pensó día y noche después del incidente, sin embargo, nunca tuvo el valor de contarle a su amiga sobre eso, sobre la razón por la que estaba aquí en primer lugar.

Y así, después de un tiempo, rompió el silencio para preguntar.

"Watson, siempre quise preguntarte algo."

"¿Si Gura?"

"Huh... ese reloj..."

"Sí, ¿qué pasa con él?"

"¿Tiene como un límite o algo así?"

"En realidad no, no que yo sepa al menos."

"Mentira" pensó Gura, era la misma respuesta que siempre daba Amelia a quien le preguntaba "¿En serio?, pero es un reloj."

"¿Y qué pasa con él?"

"Bueno, en algún momento se oxidará y dejará de funcionar, ¿no?".

"En realidad no, es decir, es más mágico que otra cosa así que, supongo que se repara solo o algo así"

"¿Estás segura de eso?" Dijo Gura, ya había escuchado esa respuesta muchas veces antes, pero esta vez, ya sabía que no era así, que la vida de Amelia sí tenía un límite, y que si había al menos una forma de detener esa limitación, lo haría.

"Sí, completamente segura de eso".

"...¿puedes prometerme eso?"

"¿Qué?"

"Que estás diciendo la verdad y que nunca parará..."

"Uhh..."

"Por favor..."

"Oye, ¿qué te pasa? Normalmente no tienes tanta curiosidad por el reloj..." Más que nada, se sintió preocupada por tener que responder esa pregunta a Gura, por algo no quería responder realmente lo que pasaba con los viajeros del tiempo, más aún después de conocer a Gura durante tanto tiempo y saber cómo los atlantes envejecen increíblemente más lento que los humanos. Darle a Gura el miedo al tiempo, o eso pensaba ella, era más aterrador que el hecho real.

Hasta que la Lluvia se DetengaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora