V. Dile destino, dile karma

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— No valió la pena — me dije a mí mismo mientras caminaba hacia mi salón a las 6:54, con tres horas y media de sueño y siendo más café que persona.

— Cielos, Will — me saludó Ollie — ¿qué te pasó? Te ves terrible, amigo.

— Buenos días, Ollie — respondí. Yo también me alegro de verte.

— No te habrás quedado despierto jugando Alien invasion sin mí ¿verdad? — me preguntó — Sabes que no me molesta, pero ya no somos amigos.

— No seas ridículo, Ollie — le dije para tranquilizarlo —. No me desvelaría jugando sin ti.

— ¿Entonces?

Titubeé un momento antes de responder.

— ¿Recuerdas a Lucy?

— ¿Lucy? — me respondió — ¿tu crush de la prepa?

— No era mi crush — le dije, empujándolo con el hombro mientras entraba al salón buscando mi asiento.

— Déjame adivinar, te le quedabas viendo todos los días en el receso porque tienes una blusa igualita a la suya en tu armario.

Quiero mucho a Oliver, pero de vez en cuando me daban ganas de darle un golpe en la cara.

— Está bien — me dijo Ollie, tomando el asiento frente al mío — ¿qué tiene Lucy?

Le conté todo lo que había pasado ayer, desde nuestro encuentro frente a su casa hasta nuestra pequeña incursión a la preparatoria Blackwell y cómo la regresé a su casa. Me quedé algunos detalles para mí, Ollie no tenía por qué saber todo. Me escuchó atentamente lo que duró la historia y sólo me interrumpió un par de veces para preguntar algo o pedir más detalles. Cuando terminé de hablar se quedó callado un momento, seguramente procesando la historia.

— ¿Volverás a verla? — me preguntó al final.

— No tengo idea — respondí, volteando inconscientemente a ver el único asiento vacío del salón — parece que también faltará hoy, y no tengo su número.

Ollie me dio un sape.

— Cómo eres imbécil, ¿por qué no cambiaron números? Supongo que al menos sabes dónde vive. Saliendo de clases irás a su casa a buscarla, y esta vez le pedirás su teléfono.

. . .

En el autobús de camino a casa, nadie pidió la parada unas calles antes de donde me bajaría normalmente, así que no tenía una razón real para hacerlo. Mientras me debatía si bajarme aquí para pasar por casa de Lucy o me rendía e iba directo a la mía, mi oportunidad pasó y el camión llegó a mi parada. Cuando no tomas una decisión, ésta será tomada por ti. Derrotado, agradecí al conductor antes de bajarme y empecé a caminar arrastrando los pies.

— Tal vez no sea demasiado tarde — traté de convencerme —. Si me doy la vuelta ahora... no no no, no seas ridículo.

Estaba a punto de darme media vuelta cuando vi una figura menuda merodeando frente a mi casa. Llámalo destino, llámalo karma; no pude evitar sonreír mientras avanzaba.

— Hola, Lucy — la saludé, parece que no me vio acercarme porque se sobresaltó al escucharme —, ¿se puede saber qué hacer aquí? — le pregunté poniendo mi mejor cara de confusión, brazos cruzados y todo.

— Este... — aparentemente todavía no había pensado en su excusa — ¿me creerías si te dijera que salí a caminar y me perdí de regreso a casa?

— Tal vez — comencé a decir —, si no fuera porque solíamos pasear todas las tardes por aquí; no es muy creíble que te hayas perdido.

— Bueno, yo ayer te encontré parado frente a mi casa, así que hoy me tocaba a mí — me respondió imitándome, cruzando los brazos y haciendo puchero, se veía muy linda fingiendo estar molesta. Se quedó un rato así sin voltear a verme hasta que decidió continuar —. La verdad es que aún hay más cosas en mi lista con las que me gustaría que me ayudaras y, como no tengo forma de comunicarme contigo, pensé en esperarte aquí a que volvieras de la escuela.

—Si hubieras ido hoy habría sido más fácil encontrarme.

—Supongo — respondió, algo evasiva — pero tenía cosas que hacer, hay más en la vida que la escuela.

Noté que Lucy no quería hablar de eso y no quería presionarla, así que cambié el tema.

—Entonces — le dije — ¿qué querías que hiciéramos?

Lucy sonrió de oreja a oreja.

—Primero que nada, no podemos seguir encontrándonos así. Dame tu teléfono.

La obedecí sin pensarlo, no me dio tiempo de objetar.

—Esperaba que tú me lo pidieras, porque se supone que eres un chico y eso es lo que hacen — me dijo, tecleando algo en mi celular —, pero parece que necesitas un poco de ayuda. Listo, ahora tienes mi número — me sonrió — trata de usarlo.


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