VII. Cornerstone

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The Cornerstone era el mejor lugar en la ciudad para salir a tomar y bailar un rato, y por "mejor" me refiero a que era el único. No estaba tan mal, ya había ido un par de veces con Ollie, pero realmente nunca he sido fanático del alcohol caro y la música tan alta que no te deja escuchar ni tus propios pensamientos. Eso, y que no me gusta bailar.

Eran las 22:04 y Lucy aún no llegaba, así que me dediqué a esperarla frente al club. Mientras veía a la gente entrar y salir por la puerta, no pude evitar sentirme fuera de lugar; me sentía ridículo con la ropa que traía puesta, no era lo que normalmente usaría, pero era lo que mejor se me había ocurrido para encajar; el olor a cigarro, alcohol y perfume estaba empezando a darme náuseas; podía escuchar la música desde afuera, el tipo de música que estaba hecha para bailar, tan fuerte que no podías mantener una conversación y que hacía que te doliera la cabeza después de un rato.

22:16, tal vez no fuera demasiado tarde para irme a mi casa, podría mandarle un mensaje a Lucy y decirle que surgió algo, tal vez tenía que acompañar a mis padres a algún lado, o escribir un ensayo que había olvidado que era para esa noche. Seguro lo entendería, esperaba que no se molestara.

Me di la vuelta mientras escribía el mensaje en mi mente, cuando un impacto me hizo detenerme en seco; fue un milagro que ninguno de los dos cayera al suelo. Estaba preparándome para disculparme, pero en cuanto vi bien de quién se trataba, mi corazón se aceleró y perdí las palabras.

—Debemos dejar de encontrarnos así — atiné a decirle cuando se me pasó la sorpresa.

—Yo creo que es más emocionante — me respondió Lucy, sacudiéndose la falda. Traía una falda de mezclilla con muchos botones que le llegaba hasta la mitad de la pierna, unos tenis blancos prístinos que parecían brillar con la luz ultravioleta que venía del The Cornerstone y una blusa negra de manga larga que le dejaba los hombros al descubierto. No sé si era la blusa, la luz, la noche, o el hecho de que llevaba tanto tiempo sin verla, pero me pareció que estaba un poco más pálida de lo que recordaba, aunque seguía igual de linda —, ¿tú no?

. . .

—Disculpa la tardanza — me dijo Lucy, sentándose en la mesa con nuestras bebidas, resulta que en esta clase de lugares te atienden más rápido si eres mujer. Me pasó mi vaso y le di un trago, no pude evitar hacer una mueca; las palomas me quedan mejor a mí, y aquí están el triple de caras. Dejé el trago en la mesa y le hice la pregunta que me estaba molestando desde que llegamos.

—Entonces — empecé a decir —, ¿qué hacemos aquí, exactamente?

—¡Divertirnos!, por su puesto — respondió ella. Debió notar que no era la respuesta que esperaba, así que continuó después de darle un trago a su bebida —. ¿Bailar? — sabía que estaba bromeando, así que simplemente solté aire por la nariz mientras sacudía la cabeza — Nunca había venido a un club como este — confesó por fin —, tenía curiosidad de saber a qué se debía tanto alboroto, y era verdad que quería salir a bailar.

—¿Es parte de tu lista? — le pregunté un poco apenado, agitando mi bebida con el popote para no tener que verla directamente.

—¿Cómo sabes que no quería simplemente salir contigo? — me respondió ofendida, pero yo sabía que no era el caso. Tenía que cambiar el tema.

—¿Qué tomas? — le dije, apuntado a su vaso con la cabeza. Lucy titubeó un poco antes de responder.

—Es refresco de cola — respondió al fin. Se escuchaba tan seria que me planteé creerle. — me había estado doliendo la cabeza todo el día, así que me tomé una aspirina hace rato, no me pareció buena idea mezclar alcohol con pastillas — sabía que tenía razón, pero tomar era prácticamente la única razón para ir a un club, si no, ¿cuál era el punto? Supongo que bailar.

—¿Bailamos? — me preguntó Lucy, leyéndome la mente de alguna forma.

—Pero no sé cómo — respondí algo nervioso.

—Descuida — me dijo con una sonrisilla diabólica —, yo tampoco.


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