—¿Qué es este lugar? — Le pregunté a Lucy, aún bastante impactado por el bullicio de la gente de un pueblo que había considerado "fantasma" hasta hace apenas unos minutos.
—Estamos en San Nicolás — me respondió, lista para contarme una historia que seguramente se sabía de corazón —. Según la leyenda, hace cientos de años un misionero llamado San Nicolás llegó a evangelizar estas tierras con un grupo de nueve obispos, de ahí el nombre. Curiosamente, no hay ningún registro de los demás, así que coloquialmente se les conoce "Nico y los Nueve".
—Vaya — le dije después de digerir la información —, sabes mucho sobre este lugar.
—Claro — me respondió, llena de seguridad —, yo sé mucho sobre muchas cosas, no sé de qué te sorprendes.
Pensé en hacer un comentario inteligente al respecto, pero Lucy tenía razón; parecía que siempre aprendía algo nuevo cuando estábamos juntos, ya fuera sobre historia, animales, o sobre mí mismo.
—Mi mamá era de aquí — continuó ella después de hacer una pausa, volteando al suelo detrás de mí, y jugando con su anillo —, solíamos venir todo el tiempo y me contaban toda clase de historias.
Había algo extraño en su tono, ¿tristeza? A veces tenía la impresión de que había algo que Lucy estaba evitando contarme, o tal vez no podía. Quería decirle algo, preguntarle si todo estaba bien, pero no me hubiese gustado entrometerme en algo que podría ser personal y no incumbirme; si ella quisiera que yo lo supiera, me lo contaría, ¿cierto? ¿Funcionaban así las cosas? Viéndolo en retrospectiva, seguramente debí haberle dicho algo entonces.
—¡Pero bueno! — dijo Lucy, regresándome al presente con su sonrisilla diabólica — No vinimos por la clase de historia. Recuerdo que una vez me contaste que siempre habías querido ir a una feria, así que hoy me toca ayudarte a ti a cruzar algo de tu lista.
Antes de que pudiera responderle, me tomó del bazo y me arrastró por los pasillos llenos de gente que iba y venía, cargando cajas y moviendo cosas. Lucy parecía determinada a hacerme visitar todos y cada uno de los puestos que se estaban montando, tal vez por eso me hizo llegar tan temprano. También se sentía como si conociera a todo mundo; saludaba de nombre a cualquiera con quien nos cruzáramos, algunos incluso entablaban una pequeña conversación con ella. A mí no me quedaba más que quedarme parado incómodamente, viendo alrededor, fingiendo que los árboles y barandillas se habían vuelto sumamente interesantes de golpe.
La feria había empezado sin que me diera cuenta. Los callejones que se habían formado entre los puestos de comida y de juegos estaban repletos de niños correteando y por parejas que se tomaban tímidamente de las manos. En algún punto, una banda que no reconocí había subido al escenario y estaba tocando música movida.
—¡Prueba esto! — decía Lucy, pasándome un plato de comida callejera —¡Vamos aquí! — sugería ella, jalándome del brazo antes de que pudiera terminar de masticar —¡Juguemos a eso! — gritaba mientras apuntaba a uno de esos juegos de feria que claramente estaban arreglados para que siempre perdieras —¡Mira lo que gané! — decía, mostrándome el premio que había conseguido. Nunca había visto a una persona brillar tanto, haciendo algo tan simple como comerse un helado.
Habíamos recorrido cerca de la mitad de la plaza, cuando de repente Lucy se detuvo en seco y se volvió hacia mí, con los brazos tras su espalda y la mirada llena de determinación.
—Quiero enseñarte un lugar— me dijo, en su tono juguetón de siempre — debemos darnos prisa si queremos llegar antes de que anochezca.
Volteé a ver al cielo, el cual se había tornado de un color anaranjado intenso, con unos matices rosados aquí y allá. ¿En qué momento se había vuelto tan tarde? Como era costumbre, Lucy ni siquiera esperó a que le respondiera, simplemente empezó a andar hacia un sendero que salía de la plaza y se dirigía a un pequeño bosquecillo. Al notar que no la seguía, se volteó a verme inquisitoriamente, como preguntando "¿Vienes?". La respuesta siempre era "Sí", así que, sin pensarlo dos veces, me apresuré a alcanzarla.
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La lista
RomanceDespués de su primer día en la universidad, Will se encuentra con Lucy, su amiga de la infancia a quien llevaba años sin ver y la que lo invita a acompañarla a completar la lista de cosas que le gustaría hacer antes de morir.