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Corrían la época de 1900 cuando varios sucesos extraños comenzaron a ocurrir.

Niños de 8 a 12 años desaparecían un día y jamás se volvía a saber de ellos. No había rastro de ellos, como si fueran borrados del mapa.

Las teorías de los conspiradores decían que los aliens habían llegado a la tierra y se llevaban a los pequeños como sujetos de prueba.

Mientras los religiosos decían que era el precio a pagar por los pecados que la humanidad estaba cometiendo.

Aunque la única verdad era que había una humilde casa en la cima de un pequeño cerro alejado del pueblo, detrás de esta había una gran construcción, que de alguna manera era invisible a los ojos de las personas.

En esta construcción había un oscuro secreto.

Habitaciones, separadas por una gruesa pared las unas a las otras, con puertas de hierro y tecnología muy avanzada para la época, en donde se encontraban los menores desaparecidos.

"Mis chicos... gracias por acompáñame en el proceso... pero ahora solo necesito sus almas para poder terminar..." Aquel psicópata caminaba y miraba los rostros de los menores asustados con satisfacción.

"Oh... Mi pequeña Sunny... mi primer retoño, es hora de despedirte de este mundo cruel que te ha echo tanto daño..." Una pequeña de tan solo 7 años salio de una habitación. Risos rubios, tez blanca y ojos color café obscuros... sin manos porque habían sido cortadas por el mismo demonio.

"Adiós padre. Me iré feliz de haber ayudado." La pequeña Sunny se interno en una cápsula transparente y agitó sus brazos en forma de despedida, aunque pareciera feliz, estaba sufriendo demasiado, puesto que sabía que en cualquier momento, del láser que apuntaba su cabeza, caería algo que la mataría al instante.

"Buen viaje, Sunny, nos encontramos cuando nos veamos."

Uno por uno, fueron pasando los otros 3 niños restantes. Pocky, Natt y Khen.

Ellos, al igual que Sunny, habían sido los únicos en completar y pasar las pruebas de su maníaco 'padre'. Puesto que que había autonombrado de esa manera por que usaría sus almas para dar vida a simples trozos de metal con forma humanoide y varios circuitos de por medio.

Cuerpo con esqueleto de metal.  Así estaban acomodados.

Pocky estaba con un peluche de perro y su metal.
Natt estaba con un peluche de oso polar y su metal.
Khen estaba con un peluche de lobo y su metal.
Mientras que Sunny tenía una muñeca de ballet y su esqueleto.

Solo faltaban unos toques eléctricos... una pequeña succión y una mente muy dura para completar su misión.

"K-Khun Vegas..." Se escucho el pequeño Susurro de una voz masculina, el nombrado detuvo sus movimientos y volteo hacia su mascota.

"Pete, ¿que ocurre? Te dije que no vinieras para que no vieras a los niños." Habló Vegas limpiando de sus manos la sangre inocente.

"Duele..." Pete susurró nuevamente, Vegas observo el cuerpo contrario y observo que los hematomas y las heridas estaban cada vez peor.

"¿Duele mucho?" Preguntó Vegas acercándose a Pete.

"Si..."

"¡Eres un perro! ¿Qué haces hablando?" Justo cuando Pete iba a decir que sus rodillas y manos sangraban fue que recibió una fuerte bofetada. "No te atrevas a hablar y si piensas llorar es mejor que lo hagas como lo que eres, un perro de la calle." Sentenció Vegas antes de darle un empujón que mandó a Pete al suelo.

Ante la debilidad, el dolor y el miedo, Pete aullo de dolor.

Ignorando lo ocurrido con Pete, Vegas continuo con su trabajo sobre los cuerpos de los menores, comenzando a vaciar sus interiores para colocar sus nuevos esqueletos.

Pete, desde un rincón observaba todo mientras su entrepierna se ponía dura de ver como la cuchilla pasaba por la piel de aquellos cuerpos inocentes para después ser abierta con el tacto de Vegas.

¿Pero quienes eran Vegas y Pete? Y ¿Cómo habían llegado hasta aquel escalofriante punto?

Vegas era un tipo que había crecido bajo la violencia y el desinterés de su padre, lo cual fue punto clave para que este aumentara el interés por la ingeniería y los sistemas, así como su nula empatía hacia algún otro ser vivo que no fuera su hermano menor, Macao, que lamentablemente había muerto en un accidente por su culpa.

Aun así, Vegas agradecía a Macao, pues sin su muerte tan sádica, Vegas no hubiera sido tan inteligente como lo fue el día en que eligió matar a su padre sin dejar rastros pero toda su fortuna a su nombre.

Vegas era un destructor, el mismo demonio asendido del infierno, ese era él.

Sin embargo, la ciudad del pecado necesito de varias personas para llegar a tal popularidad.  Tal como pasó con Vegas.

Pues un día caminando por sus alrededores encontró a un joven, máximo dos años menor que él, con ropa vieja, sucia y rota; así como varias marcas de violencia por todo su cuerpo.

Sin embargo eso no era todo, aquel chico tenía un aura de inocencia y una vibra especial. Vegas pensando en su plan de reemplazar personas de carne y hueso por carne y metal, decidió llevarlo a su casa.

Sin embargo con el tiempo, las necesidades básicas del cuerpo y varios roles, amenazas y golpes, fue que a Pete se le nombro la mascota de Vegas.

Pete era fiel a su amo, se veía tan puro e inocente que nadie sospechaba de él, ni siquiera Vegas.

Aún así, antes de que la gran tragedia ocurriera, fue que Vegas empezó a compartir con Pete y Pete comenzó a creer en Vegas.

Dos bichos raros enamorados...
Que absurdo. ¿O que inteligente?

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Actualidad.

Fue entonces que Bible, caminando por las calles de Tailandia se encontró con una tienda donde vendían distintos accesorios y ropa para caballero. 

Perteneciente a la tienda había una vitrina donde se exibian distintas prendas y accesorios, del cual, Bible no despegaba la vista. No de los accesorios, sino del maniquí que portaba un elegante traje negro.

Aquel rostro de porcelana, aquellos ojos de cristal, aquel pelo sedoso y aquella piel tan real...

Bible estaba seguro que estaba viendo a un chico extremadamente hermoso jugarle una broma,  o eso pensó hasta que se acercó una empleada del lugar.

"Es hermoso, ¿no? No eres el primero que cae ante los encantos de Build." Rio la chica.

"¿Build?" Preguntó Bible viendo a la chica.

"Si, la tienda ha pasado por varios dueños y temáticas, pero hay un trato, extremadamente viejo que dice que Build, el maniquí no debe de moverse y debe de cuidarse hasta que se canse o hasta que se encuentre." La chica recito a la perfección la cláusula 2 del párrafo 3 del artículo 7 sobre la renta de su local. "Llevó tiempo rentando el lugar, y aun nadie sabe a qué se refiere lo último..."

"¿Crees que su voz sea linda?" Preguntó Bible ignorando casi por completo a la chica.

"No lo sé, es un maniquí en crisis existencial." Bromeo la chica, provocando de alguna manera el enojo en Bible.

¿Porque bromea con eso?

Eso se resolvería después, por el momento quería investigar el porque después de escuchar a la chica decir que debían cuidar del maniquí hasta que se canse o encuentre provocó que se sintiera tan mal consigo mismo.

Como si hubiera echo un gran pecado en el pasado y por su culpa aquel trozo gigante de porcelana estuviera así por su culpa.

¿Pero quien dice que Bible estaba equivocado?

Ahora debía de pagar por sus errores de el pasado, aunque su tiempo haya expirado.



☆♡.

¡Nueva fic!

¿Les intereso?

Voten y comenten que el estreno esta próximo.

Nos leemos en el siguiente♡.

El Karma de la locura 《VegasPete & BibleBuild》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora