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En las clases de teatro, literatura y guionismo, siempre hay una lección importante, que probablemente sea la lección más estudiada, aplicada y la más sencilla de aprender, pero más difícil de ejecutar.

Algunos maestros de las artes le llaman "La curva."

La curva,  es precisamente esto, una curva aplicada en la historia. No solo en el teatro, sino que también en la cotidianidad.

La curva, lleva un inicio, un golpe a la normalidad, un desarrollo, una solución, un desenlace, una nueva realidad y un final.

Aún que, las ultimas tres etapas, pueden llevarse a cabo en un mismo momento, y eso es lo que hace aún más interesante a la curva.

Sin embargo... El era Vegas Theerapanyakul y aunque nadie podía negar que tenía una mente muy astuta e inteligente, no era consiente de muchas cosas, incluida, esta curva.

Los días en los que Vegas estaba metido en el taller y rara vez salía de este, iban en aumento. Incluso en los primeros días, se olvido completamente de Pete y los niños, para solo concentrarse en los Endo's.

Sin embargo, un día, todo aquello cambió. Vegas por fin salio de aquel taller y se encontró a Pete atendiendo como de costumbre a los niños. Esta vez una sonrisa un poco extraña acompañaba el rostro demacrado de Vegas, mientras que Pete junto con los niños evitaba verlo a los ojos.

Vegas los observó por un momento y después se marchó, no sin antes hablarle a Pete y decirle que fuera a verlo en unas horas a su cuarto.

Pete acató la orden y después de atender a los niños y llevarlos a sus habitaciones, fue a la habitación de Vegas, en donde toco levemente la puerta, recibiendo un pase a esta.

Al entrar quedó estático en la puerta de la habitación, esperando alguna indicación por parte de Vegas.

Este simplemente se sentó en la cama y comenzó a observar el cuerpo del menor con detenimiento, observando con una sonrisa algunas heridas que sobresalían de entre los vendajes que Pete se había hecho por si mismo, lo cual era muy evidente por los vendajes y las curaciones flojas y mal hechas.

"Escúchame, Pete." Habló Vegas haciendo un ademan con sus dedos de que se acercara a el. Cosa que Pete obedeció. "De rodillas." Ordenó Vegas, cosa que Pete acato casi al instante, quedando de rodillas en frente de el con la cabeza baja y sus manos detrás de su espalda.

"Pete, en un par de días los niños ya no estarán con nosotros." Habló mientras acariciaba el rostro de Pete, a lo cual, este se sobresalto al sentir el tacto. "El proyecto quedará terminado y por fin podremos estar completamente juntos." Susurró Vegas, tomando el mentón de Pete para levantarlo un poco y observar con detenimiento su rostro.

"¿Que pasará con ellos?" Preguntó Pete mientras evitaba a toda costa que su mirada chocará con la de Vegas.

"No importa mucho... solo te pido un favor..." Después de algunos intentos, Vegas por fin pudo hacer contacto visual. "No quiero que vallas al laboratorio cuando los lleve ahí ¿Entendido?" Pete asintió con un poco de temor. "Ahora siéntate en la cama, curare tus heridas.

Pete acato la orden y se sentó en la cama. Su cuerpo se tenso en el momento en que Vegas comenzó a retirar las ventas y sus parches mal puestos.

Vegas al ver el estado de las heridas, simplemente chasqueo la lengua y procedió a limpiarlas y curarlas. En el proceso, Vegas intentaba distraer a Pete con alguna platica, para que se enfocará más en sus respuestas que en el dolor que seguramente sentía.

Después de aquello, todo volvió a transcurrir con 'Normalidad'.
Pete alimentaba y cuidaba de los niños, mientras Vegas iba y se encerraba en el taller.

El Karma de la locura 《VegasPete & BibleBuild》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora