he sentido un alivio reconfortante al abrir la ventana, como si el aire barriera los fantasmas de mi suelo.
¿Son las personas como la vemos ? Pensaba que sí. Por eso a veces es tan fácil enamorarse: sólo hay que saber mirar y encontrar lo que uno busca. ¿Alguien es capas de imaginarse cómo funcionaría el mundo si viéramos exactamente igual a todas las personas ? Seguramente, y sin ánimo de ser catastrofista, sufriríamos una guerra eterna. La diferencia es fundamental para avanzar.
De esta manera se puede, aunque cuesta, dejar de estar enamorado de alguien pese a que nunca lo dejemos de querer.
Sólo hay que saber verlo como lo que es en este momento, y no como lo recordamos cuando lo amábamos. Esté es el truco. Eso es lo que yo creo: el amor se termina cuando hay más recuerdos que sueños.¿Es entonces la persona amada un reflejo de lo que necesitamos? Puede ser. ¿Y acaso es eso algo malo?, ¿Algo que no podamos admitir porque nuestro ego no nos lo permite? Nos da miedo reconocerlo porque sabemos que no depende de nosotros. A mí no me cuesta decir en vos alta que la amo, que la he amado desde la punta de los pies hasta el último poro de su frente.
No obstante, jamás había reconocido que la necesitaba. Y puede que, en el fondo, eso era lo que me había faltado. La necesitaba cuando la quería porque alumbraba partes de mí que yo mismo desconocía. Cuando estábamos juntos , aprendí a quererme a través de sus ojos , me hizo desear convertirme en alguien feliz y bueno, y sentí que lo merecía. Se marchó y tuve que aprender a quererme a través de mis propios ojos. Y lo conseguí.bme costo hacerlo sin ella, fue complicado sin desprenderme de esa necesidad que provoca el amor y que no debe confundirse con dependencia. fue como pedalear tiempo y, al mismo tiempo, segura. Yo lo logré. Aquella fue, también, su enseñanza.Camine, el peso del alma también. En caso todas las ocasiones, el primer paso para aceptar el fin de las cosas es poder despedirse de lo que uno más quiere y el no siempre es posible. Pero hoy le doy las gracias por darme la oportunidad de despedirme.
¿Sabes qué es lo verdaderamente importante? Caminar. Solemos caer en el error de pensar que es obligatorio ir hacia un sitio definido, conocer la dirección del lugar al que vamos , tener un destino claro y escoger el rumbo que nos lleve hacia él/ella lo más rápido posible. ¿Y qué sucede cuando no sabemos hacia donde vamos? ¿Qué ocurre cuando no encontramos nuestro sitio, cuando el mundo nos da la espalda y de pronto nos sentimos perdidos, rechazados, abandonados? ¿Qué debemos hacer entonces? No existe un lugar al que podamos acudir cuando nos sintamos así. ¿Sabes qué es lo que hay que hacer en ese momento? Debemos caminar, dar un paso tras otro, da igual hacia dónde, da igual de qué manera mientras avancemos. Qué más da la dirección hacia la que uno camine, lo importante es no quedarse quieto. ¿Sabes por qué? Porque el paisaje, es lo más valioso. Pararse es como cerrar los ojos. No te haces una idea, de cuántas cosas hermosas colman los lugares que aún no conocemos.
Una vez leí en algún sitio que el amor es una especie de fe: dos tienen que creer en él para que exista. No se puede obligar a nadie a qué crea, de igual modo que no se puede juzgar al que no lo hace. Cada uno tiene sus trucos para sobrevivir.Tiempo después, lo que recordaría de aquel impacto cuando ya sólo quedará de él una marca de guerra en el cuerpo —algo de lo que, en cierto modo, sentirse orgulloso, pues era una prueba de supervivencia —¿Como se perdona un daño? Asumiendolo, no hay más. Sintiéndolo dentro, permitiendo que duela, dejando que pase. No debe olvidarse, pero tampoco puede convertirse en una excusa que dure más que el propio tiempo. De igual modo, el culpable también debe aceptar su error y vivir con él. Sí, aunque es igual de esencial deshacerse de esa culpa. Aprender de ella,pero no esconderse de ella. Es complicado, pues estamos preparados para recibir las cosas buenas y nadie nos enseña a lidiar con los dobleces. No obstante, a veces pienso que la vida es una hoja que se presenta en blanco ante nosotros cuando nacemos y vivir no es más que ir llenando ese papel de tachones. Es una utopía pretender que esa hoja se mantendrá intacta e impoluta, tanto la propia como la de quien tenemos al lado.
La razón, no sirve de nada huir de lo que nos persigue porque la mayoría de las veces somos nosotros mismos los que nos perseguimos. Nuestros problemas, la culpabilidad, el vacío, la falta de algo que es todo, el arrepentimiento, la cobardía, el rencor, los errores, todo eso con lo que nos castigamos según vamos cumpliéndo años forma parte de quienes somos.
Nos define y nos moldea, nos ayuda a tomar decisiones en el futuro, a abrí puertas y cerrar ventanas, a confiar de nuevo y a poder identificar el daño cuando aparece, a aprender a reconocer cuando nos hemos vuelto a equivocar —porque lo haremos— y aceptar que no pasa nada que no tenga solución si nos hacen daño. Debemos aprender a perdonarnos, pues esa es la gran falta del ser humano. El perdón de uno mismo. Y eso se da cuando, con valentía, nos enfrentamos a aquello que nos persigue. Hay que saber parar, darse la vuelta y escucharnos con paciencia, tratar de entendernos, aprendernos y perdonarnos por el daño que hemos hecho y el daño que hemos dejado que nos hicieran. La única manera para mí, de sobrevivir.El dolor de el alma solo se cura con el perdón.
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Días Sin Tí
Aléatoire"Con el dolor podemos hacer dos cosas: convertirlo en odio, en rencor, o elaborarlo, sublimarlo y convertirlo en crecimiento, poesía, literatura, fraternidad, solidaridad con las víctimas. Este fue mi camino". Cristina Peri Rossi