Dia 3

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A las 8 de la mañana ya estaba lista para ir al hospital y mi mamá me acompañó. El camino fue silencioso.

Al llegar con los Munson la presente. -Hola, ella es mi mamá- les di su nombre y así, hablamos un rato pero los adultos salieron de la habitación para terminar de dar el alta. 
Eddie estaba acostado en la camilla pero con ropa casual, jeans rotos, tenis y una camiseta random. Me recosté a su lado.

Volteo a verme -¿te puedo confesar algo?- Volteo a verle, no estábamos tan cerca.

Con susurros pregunte -¿qué?- movía su pie de arriba a abajo con ansiedad. -¿Qué pasó, Eddie?- no me contestaba.

-Gracias por ayudarme- parecía que se retractó de decir algo.

-No te iba a dejar ahí…- baje más la voz. -Nunca te dejaría ahí-  dije.

-Te quiero mucho Margaret- dijo suave viéndome a los ojos.

Sentí las famosas mariposas en el estómago y creo que me sonroje. -No creas que yo no te quiero- por el resto del tiempo nos quedamos viéndonos; en realidad nunca vi sus ojos que me recuerdan a un perrito, esos ojos que siempre eran expresivos y que ahora estaban viéndome a mi. Agarre su mano y la abrace con mis dos manos.

Se abrió la puerta del cuarto y me senté en la cama. -Oigan chicos, ya nos tenemos que ir- dijo mi mamá con documentos en mano.

Recogimos las pocas pertenencias de Eddie y salimos al estacionamiento donde había reporteros con sus cámaras esperando al Munson menor para tener la exclusiva. Wayne empujaba a estas personas; al parecer mi mamá le dijo al señor Wayne que pueden quedarse en nuestra casa por un tiempo hasta que ellos encuentren una casa. 

El señor Munson se fue en su carro a su antigua casa para ver que quedaba, en cambio nosotros fuimos a mi casa, en el camino mi mamá, Sandra, le preguntaba de todo, su comida favorita, música, su hobby o cual es su materia favorita; él contestaba todo, me alegraba que mi mamá lo quisiera conocer.

Yo sabía que si presentaba a Eddie a mi papá, este lo odiaría porque ha reprobado 2 años pero mi mamá siempre ha comprendido a todos solo le importaba que sea buena persona y respete, obvio.

Mi progenitora le enseñó toda la casa, al terminar quedaron en la cocina, preparamos algo de comer, dejamos a Eddie y mi mamá me habló en susurros. -Hija, ¿está bien si usan el cuarto de Lilian?-.

-Si, está bien- conteste. Quizás les parezca raro que me pregunte eso pero hace mucho mi papá invitó a un familiar a casa y esta persona se hospedó en el cuarto de Lilian y reaccione de una forma no muy pacífica.

Pasamos casi todo el día en el sillón, juntos, viendo caricaturas.

A las 7 de la tarde llegó el tío de Eddie con unas cuantas cosas como ropa, casetes y comida. Cenamos y organizamos los dormitorios, Wayne estaría en la antigua habitación de mi hermana y Eddie en mi cuarto, me ofrecí por sus heridas, yo dormiría en el sótano.

Todos fuimos a nuestras camas y me quedé viendo un librero sin poder dormir. Después de una hora escuché como alguien abría la puerta que daba al sótano, me asusté y con ovarios de acero fui hacia la puerta, era solo Eddie.

-Eddie, me asustaste- murmure.

Él con una sonrisa en el rostro me pidió perdón. -No quiero que duermas ahí, ¿porque no vas a dormir conmigo?- ofreció, estaba un poco agachado.

Claramente quería aceptar pero se vería raro ¿no? -Claro- conteste, la mayor parte del tiempo me despierto a la misma hora que mi mamá.
Ambos subimos las escaleras, entramos al cuarto y con delicadeza cerré la puerta, él se recostó en la cama y yo en el lado de la pared, boca arriba.

Con todos mis esfuerzos intentaba que la situación no sea incómoda pero no se, era raro.

–Oye Maggie– me habló, voltee a verlo y él seguía mirando el techo.

–¿que paso?- mi voz salio como un susurro.

–¿Tú me quieres?- tenía un tono sincero y yo también quería ser sincera.

–Si- junto a un suspiro.

Él giró y me vio a los ojos, yo solo lo vi de reojo. –Yo también te quiero Margaret y mucho- mariposas en el estomago, eso sentí, me acosté de costado como él.

Ambos nos vimos a los ojos, yo lo sentí triste y eso me ponía a pensar. –¿Te sientes bien?- él asintió rápido con la cabeza.

–Si solo cansado- confesó y me acerqué para abrazarlo, él puso su cabeza en mi pecho, me abrazó alrededor de la cintura y suspiró en el pecho.

Era acojedor, solo eramos nosotros, la casa en total silencio y sentia su respiracion lo cual me relajaba; su agarre era firme, yo hacia mimos en su pelo y asi fue hasta que quede dormida.

Sweetheart || Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora