A Light Into the Darkness || Catradora

Capítulo 6. Diore

Durante aquel ocaso Catra había recibido un obsequio: un pequeño y tierno capullo con tonalidades verdes y magentas que podría jurar palpitaba entre sus manos.

―Catra, ¿sucede algo? ―preguntó la rubia acercándose hasta su esposa.

Catra se quedó callada, no tenía idea de cómo aquello había llegado hasta sus manos. Fue entonces cuando Adora decidió acercarse un poco más y estiró el brazo hasta el capullo que escondía detrás de ella, dio un ligero toque y de él se desprendió un destello tan brillante que iluminó todo Bright Moon. Aquel pequeño toque de luz había hecho más que sólo iluminar sus rostros, había formado un nuevo lazo inquebrantable entre ambas y el nuevo ser que estaba a punto de nacer.

La puerta resonó con tres golpes seguidos, Diore se puso de pie inmediatamente, se había quedado dormida en el suelo, parecía que ni siquiera se tomó la molestia de dar un vistazo a la habitación donde estaba "prisionera", la puerta se abrió con lentitud dejando entrar a Adora seguida de cerca por Catra y Luana que adornaban su espalda con unas curiosas orejas felinas moviéndose ansiosamente.

La rubia llevaba en las manos una brillante charola de plata con el desayuno listo: un par de tostadas con mermelada y un vaso de leche. Diore no hizo un solo gesto y volvió a tomar asiento en el que parecía su nuevo "espacio personal" dentro de la habitación. Adora volvió a acercarse hasta ella con la sonrisa más condescendiente que pudo y colocó la charola sobre la cama a su lado.

El olor a crujiente pan recién horneado llegó hasta las fosas nasales de la joven quien no pudo evitar un repentino gruñido de tripas. Avergonzada, desvío la mirada lejos de las tres.

―Lo dejaré aquí por si te da hambre más tarde ―comentó Adora conteniendo una sonrisa.

Un gruñido fue lo último que obtuvo antes de dirigirse nuevamente a la puerta.

―Por ahora no podemos dejarte salir ―añadió Catra antes de ir detrás de su esposa e hija―. Hasta que estemos completamente seguras de que dices la verdad.

Cerró la puerta detrás de sí, oscureciendo ligeramente la habitación. Diore se puso de pie en cuanto notó que se habían marchado lo suficiente y tomó el pan del plato, lo acercó hasta sus labios, casi hasta sentir el calor del mismo entrando a su boca, pero no lo mordió, una punzada atravesó su pecho como una estaca, chasqueó los labios y lanzó la charola y toda la comida al otro lado del cuarto. No iba a ceder con tanta facilidad.

Un par de trompeteos dieron la bienvenida a la invitada de la familia Bright Moon quien, ignorando las formalidades, avanzó a pasos descuidados hasta los monarcas y sus amigas.

Entrapta inmediatamente había captado las miradas curiosas de Luana y Selene a quienes no veía desde hacía varios años, ambas jóvenes apenas la recordaban pues no solía asistir a los eventos o fiestas que se celebraban en el palacio, eso sin mencionar que Luana ni siquiera había estado en Bright Moon los últimos cinco años.

―A ti te recuerdo muy bien ―mencionó la mayor, acercándose abruptamente a Luana―. Has crecido bastante.

Luana estaba acostumbrada a escuchar esa última frase de los adultos después de que la veían pasados los años, pero con Entrapta era diferente, ella no parecía decirlo en forma de cumplido sino como un análisis a su persona. La adulta dio varias vueltas alrededor de la chica mirándola de arriba abajo sin parpadear una sola vez.