_ ¿Eric?
No podía creer lo que mis ojos me mostraban. Parado al lado mío sosteniéndome por la cintura estaba Eric, el niño que amo como a un hijo, al cual de pequeño ayudé, el adolescente con el que solía hablar largas horas sin cansarme. Eric, os lo juro, a pesar de tenerlo cerca y sentir su perfume, no podía entender nada, ya ni qué decir de mover el cuerpo, me había quedado como una estatua
_ Eric_ volví a repetir. No podía dejar de pronunciar su nombre, cualquier otra frase se había esfumado de mi cerebro.
_ Al parecer no estás feliz de verme. No pensé que te olvidarías de mi por no haber hablado en una semana_ me dijo y por fin logré salir de mi congelamiento. Con un grito (no me importaba quien pudiera estar viéndonos) me lancé a abrazarlo.
_ Eric, oh diossss estoy tan contenta de verte_ dije besándolo en la mejilla con euforia_ Como has crecido, por dios no puedo creerlo, sí, eres tú.
_ Por supuesto, ¿quién pensaste que era, pie grande? _su respuesta me dio gracia, estaba tan entusiasmada.
_ No es eso, solo.... oh diosss estoy tan animada. Estuve tan preocupada, ¿por qué no me lo dijiste? _ le pregunté.
_ Hacerlo habría arruinado la sorpresa_ esa voz, no, imposible, debe ser una gran mentira. Volviéndome miré directamente a los ojos al hombre del cual estaba perdidamente enamorada.
_ ¡¿Enrique?!_ esto no puede estar pasándome ¿o sí?, ¿cómo es posible? Los chicos que creí perder estaban a mi lado sonriéndome.
_ El mismo que viste y calza. Mujer no te quedes ahí parada, ¿no piensas saludarme? _ su voz, esa profunda voz que me derretía hasta el alma, que lograba hacer arder mi cuerpo y acelerar mi corazón_ Vamos Noa, ¿no estás contenta de verme? _ por fin recuperé el control de todo mi ser y tirándome literalmente en sus brazos lo abracé con fuerza.
_ Enrique, oh diosss mioooo, tú también_ sentir sus brazos alrededor de mi cintura era algo mágico, estar pegada a su cuerpo es magistral. Ni siquiera puedo expresar con palabras lo que siento en este instante mientras hundo mi rostro en su cuello y siento la mezcla de su perfume y ese olor que lo caracteriza y me vuelve loca.
_ ¿Pensabas que desapareceríamos de tu vista? Nunca nos alejaríamos de ti. ¿Has olvidado la promesa? _ dijo mirándome directamente a los ojos_ ¿No recuerdas que antes de despedirnos en el aeropuerto le prometí a Eric que ese día no sería una despedida, sino un hasta pronto?
_ Sí, lo recuerdo, pero..._ no pude continuar. Apenas unas horas antes pensaba que nunca más volvería a verlos y Enrique estaba cumpliendo su promesa de volverlos a tener conmigo_ ¿Qué hacéis aquí? _ volví a preguntar.
No me quería ilusionar para luego volver a hundirme y aunque de verdad hubieran venido por mí, no pensaba abrirle mi corazón, no quiero sufrir.
_ Si no me falla la memoria, Eric te dijo que nos mudábamos ¿no? _ asentí con la cabeza. Con una sonrisa segadora continuó_ Aquí nos tienes.
_ ¿Van a vivir aquí? _ pregunté con un hilo de voz.
_ Exactamente hermosa. Viviremos en Londres y te molestaremos todos los días ¿Sabes por qué no hemos hablado esta semana?, además de darte una sorpresa claro_ me preguntó Eric, yo negué con la cabeza_ Estábamos acomodándonos. Por desgracia no hemos encontrado lugar donde vivir, estamos quedándonos en un hotel. No queríamos decírtelo hasta tener un lugar presentable al cual llevarte, ¿cierto papá? _ dijo mirando a Enrique.
_ Así es, sin embargo, no pudimos resistirnos al encontrarte hoy aquí. Dime ¿de qué conoces a Antonio? _ dijo mirándome. Aún estupefacta, logré responder.
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UN AMOR ETERNO~ LIBRO II
RomantikNohelia Villaverde, una reconocida psicóloga, ha decidido vivir en Madrid con el sueño de lograr una vida por si misma a través de su esfuerzo y decisión. Aquí conoce a un abogado llamado Enrique Beiquer que busca ayuda profesional para su hijo, qui...