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Bianchi estaba de buen humor cuando se unió a SeokJin, Armen, y algunos otros jugadores en la sala privada. También llevaba alcohol. Tenía una caja de madera con bisagras, y una vez que lo colocó sobre la mesa, sacó una botella azul y plata ornamentada y la acunó en el hueco del brazo.

—Caballeros —saludó Bianchi efusivamente—. Vengo con un regalo, comprado especialmente con nuestro amigo americano aquí en mente.

SeokJin miró de Bianchi a la botella y se le revolvió el estómago.

—¿Un regalo para mí? —preguntó, forzando agradable sorpresa en su voz.

—Me dijo cuánto disfrutaba del Chivas premium, ¿no? Por eso le he traído su propia botella de Regal Royal Salute, aunque insistiré en que la comparta —dijo Bianchi, evidentemente muy satisfecho de sí mismo.

SeokJin se tragó en silencio el malestar que le brotaba de la garganta, tratando de negar que estaba sintiendo el más leve indicio de pánico. Aparentemente Corbin Porter tenía una inclinación por el buen whisky escocés, y maldita sea, ¿Chivas Regal Royal Salute? Eso era un escocés de cincuenta putos años, y sólo había un número limitado de botellas. Bianchi tenía que haber pagado una fortuna por ello... o lo había adquirido en otro tipo de transacción comercial.

—Es un gesto amable, señor Bianchi. Pero no me es posible...

—Por supuesto que puede, y lo hará. Insisto. Estamos aquí para divertirnos y celebrar nuestra amistad —dijo Bianchi. La mirada de Bianchi le dijo SeokJin que Corbin Porter nunca rechazaría esa oferta. La sensación de hundimiento se intensificó cuando SeokJin se sacudió mentalmente buscando una salida. Tenía que haber una manera graciosa de retirarse, pero cuando miró a los otros jugadores, todos sonrientes y agradecidos, SeokJin supo que no la había.

Un camarero llegó unos minutos más tarde con vasos vacíos para todos los jugadores de la mesa. Bianchi llenó los vasos con generosidad, y cuando él personalmente le tendió uno a SeokJin, este supo que estaba atrapado. No había manera de evitar esto, salvo volando su tapadera, y la de Jungkook, por un vaso de whisky.

Dándole a Bianchi, la mejor sonrisa llena de mierda de Corbin, levantó el vaso para el brindis a su salud mientras se le revolvía el estómago.

SeokJin no había bebido nada, en casi diez meses.

El primer sorbo del muy caro Chivas fue, bueno, embriagador.

***

Jungkook estaba sentado en el balcón de su suite mirando hacia el océano, movía los pies mientras tarareaba una melodía que estaba seguro en realidad eran dos o tres canciones diferentes. Estaba aburrido. Era el cuarto día de crucero, pero aparte de casi caerse de la pared de escalada la mañana anterior, no había sucedido nada, y Jungkook no estaba en condiciones de hacer que algo sucediera.

Se había pasado casi todo el día sin hacer nada. Supuso que eso era lo que algunos consideraban unas vacaciones, pero a él sólo le ponía tenso y nervioso.

Comprendía la necesidad de seguir los itinerarios, pero en realidad estaba empezando a odiar esas malditas cosas. Después de la cena de anoche, SeokJin se había ido a jugar al póquer de altas apuestas con Bianchi, Armen y varios otros grandes jugadores, con la esperanza de recoger información que pudiera resultar útil. Jungkook no era necesario allí, y su presencia probablemente habría hecho que el resto de los hombres preguntaran. Habían decidido que no valía la pena el riesgo de que le acompañara, y lo mismo se aplicaba hoy. E incluso si hubieran sido capaces de contactar los, ninguno de los otros miembros del equipo ausentes sin permiso podría haber sido respaldo, ya que era un juego privado. Algo más que le ponía inquieto.

PESCADO&PATATAS FRITAS || #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora