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Había veinte grandes jugadores a bordo del Queen of the Mediterranean, más o menos, y SeokJin había jugado al póquer con todos ellos.

La mayoría estaban por encima de los jugadores promedio. No estarían en la sala privada de este exclusivo salón para jugar si no lo fueran. Unos pocos eran excelentes jugadores, ya fuera en virtud de habilidad, intuición, o la efímera diosa Fortuna, no importaba. Y luego estaban los expertos.

SeokJin no había decidido aún si se hubiera contado entre estos últimos, simplemente porque Vartan Armen y Lorenzo Bianchi no lo estaban, así que SeokJin no se había enfrentado a los profesionales con los que sabía demasiado bien que tenía que tener cuidado.

Dos de esos a los que consideraba expertos se sentaron a la mesa con él, Bianchi y Armen, haciendo una mesa de cinco. Por suerte, él estaba allí para relajarse y hablar, no para ganar. Teniendo en cuenta la locura que había sido su día, podía disfrutar de una noche sin incidentes en la mesa. SeokJin se movió un poco, tratando de aliviar el malestar leve de su tarde más activa. Pensar en dejar a Jungkook todo caliente, suave y saciado en su cama le hizo sonreír.

—¿Está disfrutando de su noche, Sr. Porter? —preguntó Bianchi.

—Definitivamente, signor Bianchi, definitivamente —respondió SeokJin mientras el crupier se acercaba a la mesa con varios mazos nuevos de cartas.

Ver a la tripulación del buque participando en la operación de juegos de azar con apuestas altas sorprendió a SeokJin la primera noche. Pero resultó que a los crupieres se les pagaba por encima y más de su salario normal por trabajar fuera de sus horas de descanso para los jugadores que financiaban sus propios juegos en este salón privado. El barco, amablemente, permitía el uso de cartas y fichas con denominaciones mucho más altas de las que cualquier pasajero "normal" vería en la sala de juego adecuada.

El dinero realmente podía comprar más dinero.

Aquí, en el juego privado, era la elección del jugador mientras estuvieran a la mesa. Jugaban al clásico póquer de cinco cartas con descarte, al siete cartas fijas, el popular Texas Hold'em y Omaha Hi Lo, y ocasionalmente variaciones como Crazy Pineapple y Follow the Bitch.

Hacer cálculos y calcular porcentajes era una manera de calmarse para SeokJin. Era fácil, no peligrosa, y ni siquiera tenía la tensión por el dinero. Por supuesto, era bastante horrible jugar apuestas fijas de 5.000 dólares o voluntarias de 6.000, pero después de un rato toda esa cantidad de dinero no significaba nada.

Todo se reducía a fichas.

SeokJin miró perezosamente alrededor de la mesa, catalogando lo que sabía sobre sus oponentes. El experto número Uno jugaba agresivamente y le gustaba apostar a lo grande y a menudo, pero se retiraba pronto si no tenía cartas. Prefería el de siete cartas fijas. Los lóbulos de las orejas se volvían rojos cuando se excitaba. La experta número Dos jugaba de manera uniforme, siempre se quedaba la mayor parte de las cartas y hacía faroles decentes. Le gustaba el Texas Hold'em. Pero tenía la mala costumbre de tamborilear con una de sus uñas bien cuidadas cuando tenía buenas cartas. Armen era el de cara de pierda, gran sorpresa, pero tan engreído como jugador de cartas como SeokJin le imaginaba como hombre de negocios. Siempre escogía el juego de cinco cartas para obligar a los demás jugadores a apostar. Armen no se quedaba mucho o arriesgaba mucho a menos que los porcentajes estuvieran de su lado. Y Bianchi, era tan flexible como jugador como en persona, reía, sonreía y hablaba, era casi tan imposible verle como a través de la propia máscara inexpresiva de SeokJin. Bianchi disfrutaba de las variantes del póquer, algo diferente cada vez. Pero, como Jungkook había señalado, se frotaba los gemelos cuando tramaba algo.

PESCADO&PATATAS FRITAS || #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora