• • • ♡ ˊˎ- | Taehyung no puede evitar comparar a su novia, Seulgi, con Jungkook, el chico más lindo de su clase.
Seulgi es engreída. Jungkook es bonito.
Seulgi es presumida. Jungkook es bonito.
Seulgi tiene la cabeza hueca. Jungkook es bonito.
Jung...
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Jungkook tenía los ojos llorosos, pesados en lágrimas, con sus labios temblando, amenazando con sollozar en algún momento.
Sus luceros ardían, y su garganta comenzaba a cerrarse ante el repentino sentimiento de tristeza que estaba atravesando. Apretó las mangas de su suéter, viendo con dolor su bonita mochila color celeste y amarillo tirada en el suelo.
Rota, manchada de lo que parecía ser jugo, con todas sus pertenencias regadas.
Jeon sentía tanta impotencia, quería ir y plantar un buen golpe en el rostro de Seulgi.
Porque claro, no hacía falta adivinar quién era el responsable de tan mala idea, mucho más cuando una pequeña nota descansaba pegada sobre la mochila destrozada.
"mira qué es más feo ahora"
Jungkook sollozó, lo hizo sin poder evitarlo, arrodillándose suavemente en el frío piso, dolido y triste.
Sorbió suavemente su nariz, misma que estaba de un color rojizo. Frotó sus ojitos, quitando parte de los salados cristales sobre sus pestañas húmedas.
Un pequeño mohín se estiró en sus labios, a nada de llorar otra vez.
Tomando una buena bocanada de aire, comenzó a recoger con manos temblorosas cada objeto suyo regado en el suelo, sin impedir que el pequeño dolor en su cabeza llegara.
Ahora se arrepentía de haber caído ante las palabras de Seulgi y haberle respondido de tal manera.
Claro que sabía que probablemente se ofendería, pero esa era la clara intención de sus palabras.
—Es una...
Suspiró, conteniendo las ganas de maldecirla en todos los idiomas posibles.
Parpadeando para disipar sus lágrimas, volvió a su tarea de recoger todo, en la soledad de su aula.
Seguramente ya todos habían salido y estarían de camino a casa, y él ahí, sin siquiera algo para llevar sus cosas devuelta a su hogar.
—Lo sé, lo sé, sólo que olvidé mi... ¿Kook?
Casi de inmediato, el nombrado viró su mirada a aquella voz, divisando con la vista ligeramente borrosa a Taehyung.
El castaño mantenía su móvil al oído, y Jungkook dedujo que estaba hablando por teléfono. O al menos eso hacía, porque al verlo arrodillado en el suelo, quedó prácticamente sin palabras.
—Oh... Chim, te hablo luego. —y sin siquiera esperar una respuesta del otro lado de la línea, colgó, bajando su propia mochila, copiando la acción de Jeon.
El azabache lo observó acercarse a él, de inmediato inclinándose hasta encerrarlo entre sus brazos.
Apretando los ojos ante el llanto que emenazaba con volver, Jungkook envolvió sus brazos a la cadera de Tae, aferrándose, mientras de sus ojos brotaban más pringas.
