Channel Dagger, la chica de olor a chocolate con vainilla, la deseada chica inglesa de la facultad de derecho y justicia en la universidad de Nueva York. La chica amable, con un vocabulario impresionante y para nada tonta... Ella no sabe nada de él...
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Observo las fotos que Channel me ha enviado ayer por la noche, mi cuerpo reacciona al admirar su cuerpo tan perfectamente delicado y dejo que mi mano se encargue de la erección que comienza a formarse. Pero mi entretención llega a su fin cuando la imagen del rostro de Kelly aparece en mi pantalla; es una llamada entrante.
Suspiro frustrado y descuelgo la llamada, –¿Qué ocurre Kelly?
–¿Puedes abrirme la puerta, por favor? -su tono de voz suena bastante apagado y sereno como para venir de ella. Cuelgo la llamada y abro la puerta encontrándome con una Kelly bastante destruida, han pasado ya un par de días desde que hemos tenido nuestra reunión bastante explosiva y ninguno ha dado alguna señal de querer volver a hablarnos. –¿Puedo pasar?
Me hago a un lado permitiéndole entrar, cierro la puerta y al voltearme la tengo colgando de mi cuerpo.
–Promete que me llamarás cada día y que no le darás el título de mejor amiga a ninguna perra francesa que conozcas en esa academia de pijos -solloza fuertemente en mi hombro, mientras siento sus lágrimas empapar mi camiseta. Me deja ver su rostro lleno de lágrimas y con su rímel, bastante corrido. –No quise reaccionar así ayer, es solo que... -sus iris azules me miran con arrepentimiento, –Nunca he tenido hermanos, ni amigos cercanos que fueran realmente amigos. Ustedes han sido lo más parecido a una familia en este tiempo, una familia tan correcta que me he aferrado a ella con todas mis fuerzas y... Y sentí que me estaban abandonando, como todos, como mamá.
–No quiero que se olviden de mí, porque yo no soy capaz de olvidarme de ustedes, son mis hermanos mayores, los hermanos que la vida me dio y que quiero con toda mi alma; no detendré sus sueños de ser grandes, pero solo pido que no me abandonen y por supuesto que no me olviden.
Mis ojos dejan salir las gotas saladas que llevaban acumuladas un buen rato en ellos, –Tengo un hijo, en Francia, su nombre es André, lleva en mi vida poco más de cinco años conmigo, él es parte de la razón por la que me iré.
Ella me mira mientras sus ojos se abren con sorpresa, aunque su expresión no dura mucho, pues cambia a un rostro enojado al minuto, –¡Idiota! ¿Por qué no me dijiste eso desde un principio?
–Mi situación como padre es bastante complicada, la madre de André murió en el parto y desde entonces he tenido que repartir mi vida entre ser padre y mis estudios.
–Pero terminaste hace un año, ¿Por qué te quedaste, por qué no nos contaste? ¿O acaso soy la única que no sabía?
–Solo Carter sabe, no es algo que cuente a la ligera.
Kelly guarda un silencio que me hace querer saber que pasa por su cabeza, hasta que sube su vista nuevamente a mi rostro y me sonríe ampliamente. Les juro que la sonrisa de Kelly no es la más bonita cuando ella misma está con su maquillaje corrido por todo el rostro debido a las lágrimas. Es terrorífico.
–Quiero conocerlo -declara aun con esa sonrisa diabólica.
–Lo harás a su debido tiempo. Ahora, debo hacer un par de cosas para poder irme tranquilo.
