capitulo 4

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El bullicio continuaba en la comisaría, los gangster estaban dentro de la celda

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El bullicio continuaba en la comisaría, los gangster estaban dentro de la celda. Por su parte, Alessia se sentó en silencio, mirando como los inquilinos vociferando cómo habían sucedido las cosas al igual que los atacantes.

Hubo un minuto de silencio antes de que volvieran a gritarse entre si. Alessia saludo a los monjes con un asentimiento de cabeza ya que ellos seguían igual de pacíficos en sus asientos.

El ruido del tambor fue tocado varias veces para callarlos a todos. Lo que funcionó con éxito, giró la cabeza prestándole atención a ChaYoung y Vincenzo. Este último tenía el bolso de la abogada. Le dió un golpe final antes de dejarlo en el asiento.

—¿Y ahora que pasa?—pregunta el oficial.

—Soy su abogada— se presenta la mujer.

—Yo también— segundeo Vincenzo.

—¿Por qué contratarían dos abogados?

—¿Lo ven? Estamos muy bien preparados legalmente— el dueño de la tintorería se jacto de ese hecho.

—Mamma mía.

—Ellos lo atacaron a el primero— sentencia ChaYoung señalando a los que se encontraban en la celda—. Los demás fueron a ayudarlo, pero también fueron atacados.

—¡NO ES VERDAD! ¡ELLOS EMPEZARON!—Gritaron en su defensa.

Alessia siente como la mano de su esposo reposa en sus hombros.

—Kim Yeong-ho— llama el abogado—. Kim Yeong-ho—repitio—. ¡Kim Yeong-ho!

—¡Ya voy!— el adolecente interrumpió el lugar apurado

—Oye, ¿Que haces aquí?— su madre lo mira sorprendido.

—¿Puedes mostrarles tu filmación a los detectives?—pide amablemente, la pelinegra pelliza el puente de su nariz estaba lo bastante frustrada por el hecho de que el plan de su esposo no funcionó.

Y termino por entrometerse y patear algunos traseros.

—Claro, pero... ¿Por qué habla con ese tono?

—Solo hazlo— ordena Vin.

El muchacho entrega su teléfono a señor An.

—¿Que es esto?

—A ver...

Los de atrás estaban curiosos por el vídeo así que inevitablemente preguntaron.

El video demostró que desde el inicio, ellos habían golpeado al hombre sin consideración, nuevamente los gritos y regaños entre ellos empezaron a sonar bastante emocionados porque tenían una prueba a su favor.

—¡Lo ve! ¡Tenemos pruebas!— el de chaqueta roja se gira contra los de atrás—. ¿Ven? ¡Las pruebas!

—¡Tenemos pruebas!

𝑺𝒕𝒊𝒍𝒍 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝒚𝒐𝒖 -ⱽⁱⁿᶜᵉⁿᶻᵒ ᶜᵃˢˢᵃⁿᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora