Un mago originario de Nueva York y su familia se mudan a Londres por nuevas oportunidades de trabajo, al padre de Jay le han ofrecido un puesto en el "departamento de regulación y control de criaturas mágicas" en el ministerio gracias a su reputació...
Al día siguiente del partido los Slytherin se enteraron de que Sirius Black había entrado a la torre de Gryffindor y le había sacado un susto de muerte a Weasley. Algunos no le creían y otros pensaban que estaba exagerando los hechos, pero sin duda Nathan estaba molesto por la imprudencia de Sirius.
También se sentía culpable, gracias a ellos McGonagall le había prohibido a Neville saber las contraseñas de la dama gorda ya que el trozo de pergamino que había robado Crockshanks era de él, en su defensa, era por una buena causa.
Los rumores sobre el paradero de Sirius continuaban en el castillo, por lo que Nathan se encontraba en el bosque prohibido buscando al enorme perro negro. Este se encontraba un poco más alejado del castillo para apasiguar un poco las cosas.
-Por fin te encuentro.- Nathan se paró enfrente de Sirius.- ¡¿Qué demonios te sucede?! ¡No te puedes aparacer en el castillo así como si nada, te vieron!.
-Tranquilizate okey, quería asesinar a esa rata.
-¿Nadie te lo dijo? La maldita se escapó y no tengo ni idea de donde podría estar.
-¡¿Cómo que se escapó?!.
-Así como lo oyes, fingió morir a manos de Crockshanks.
-Ese idiota lo ha vuelto a hacer.
-Ahora te voy a pedir que te controles y no hagas que te encuentren.
Sirius replicó pero al final aceptó no hacer nada por ahora.
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Otra salida a Hogsmade se aproximaba, Nathan realmente no le apetecía mucho asistir, estaba demasiado ocupado pensando en los lugares donde fácilmente se podría esconder una rata, además prefería pasar la tarde libre en la biblioteca donde gracias al permiso de Snape, podía descubrir los misterios de la sección prohibida.
La clase de cuidado de criaturas mágicas era increíblemente aburrida, el guardabosques parecía estar perdido en otro mundo, probablemente pensando en el hipogrifo y los gusarajos que estaban cuidando no hacían nada más que causarles quemaduras y murmurar maldiciones que Nathan claramente podía escuchar.
Al salir de la tediosa clase Theodore lo tomó del brazo.
-¿Podemos hablar?.
Nathan volteó a ver a Draco, quien asintió y comenzó a caminar hacía el castillo.
-Claro.
Theo los dirigió a los pies de un enorme árbol, donde la sombra los cubría para que nadie más los viera.
-¿Qué sucede?.- Nathan notó cómo el chico frente a él se ponía más nervioso.
-Yo... Yo quería saber si te gustaría... Ir a Hogsmade conmigo.
El no sabía por qué su amigo estaba tan nervioso, la última vez habían ido juntos, no sería diferente esta vez, salvo que Nathan de verdad no quería ir al pueblo, pero por alguna razón le resultaba difícil rechazar su propuesta.