Siete

721 59 73
                                    

“1979”

Peter:                                                            

He  sobrevivido  al  tercer  día  del  insidente con cinco.
Hasta ahora el Dr. Brenner no sospecha de mi participación en los eventos recientes y por lo tanto me atrevo a decir que todo a marchado bien. Excepto por mi pequeño error. La noche en que bese a cinco una extraña sensación no me deja tranquilo, siento como un organismo que se ha posentado en mi interior y ahora se ha establecido un patrón en mi sistema:    despertar,      trabajar,       dormir.
O al menos tratar de dormir,     me      es imposible escapar de ella en sueños, se me acelera el pulso solo de recordar sus lindos ojos llenos de inocencia mirandome sorprendidos.
Le he estado dando vueltas al asunto y  durante estos tres días e tratado de mantenerme alejado de ella pero también la necesito para llevar a cabo mi plan. Intenté buscar una forma de sacarla de aquí pero no puedo pensar con claridad. O simplemente trato de convencerme de que solo la necesito cuando ni siquiera la he podido sacar de mi mente, se ha apoderado de mis pensamientos y tengo la necesidad de tenerla cerca.

—¿Por qué no sales de mi cabeza? —me pregunto a mi mismo entrando al baño.
«Porque ahora estás enamorado» se mofa mi subconsciente, pero lo paso por alto.
Me meto en la ducha. Permanezco en silencio mientras el agua caliente me relaja.

Tomo una toalla del pequeño estante y me envuelvo de la cintura para abajo. Cepillo mis dientes y me pasó el peine por el pelo húmedo.
Cuando salgo del baño me visto lo más rápido posible, salgo de mi cuarto y cuando me doy cuenta estoy llegando a la puerta de cinco. Dudo en si entrar o no pero antes me dirijo a la zona de lavandería y tomo un conjunto de ropa, y entonces regreso a su cuarto.
Echo un vistazo por si no hay nadie y entro sin tocar la puerta, es una suerte que aún no hayan colocado las cámaras en esta parte del laboratorio.

La observo, aún sigue dormida. Parece tan vulnerable que me da un vuelco al corazón.
Doy leves pasos hasta llegar a ella y tomo asiento sin moverla, estiró mi mano y le acaricio la mejilla. Trago en seco cuando respira profundo y parece haber sentido mi precencia, pero por suerte sigue con sus hermosos ojos cerrados.

—Te sacaré de este infierno —susurro. La verdad ya perdí la cuenta de cuentas veces se lo he dicho y parece solo una falsa promesa—. Y  cuando  lo  haga  solo   serás mía...     Solo       seremos      tú    y     yo.

Entonces abre sus ojos muy despacio, los cierra otra vez y se incorpora.

«Ay no»

—Peter...       —dice en voz baja.
Cierro los ojos imaginando como sonaría mi verdadero nombre salir de sus carnosos labios. Cuando vuelvo abrirlos me mira fijamente.

—¿Como estás dormilona? —le pregunto incrédulo—. ¿Dormiste bien?

Sonríe tímidamente y asiente.

—Te traje ropa limpia —añado con una sonrisa nerviosa—. Aseate ahora si no quieres perderte de la diversión.

Me pongo de pie y dejo las prendas
sobre una silla. Me vuelvo y veo a cinco sentada en el borde de la cama, con la mirada puesta en el suelo.

—¿Todo en orden? —replico arrodilladome frente a ella.
Me mira fijamente con sus ojos verdes.

—Es    solo    que     tú...   —dice tan bajito que apenas si la escucho.

—¿Quieres que me vaya?     —le pregunto y trago saliva. Temo por un momento que vaya a decir que si.

Permanece en silencio y me pongo de pie. Antes de hacer nada me toma de la muñeca para detenerme.

Heartbreaker [Stranger Things] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora