Seis

1K 101 49
                                    

“1979”

_____:

Como la cobarde que soy retrocedo instintivamente ante su tacto, hasta que siento la cama detrás de las rodillas.

—¿Por qué haces esto? —le pregunto con voz suave.

Sus ojos analizan mi rostro y permanece en silencio.

—Ya sabes la respuesta —balbucea él, y se vuelve dándome la espalda —. Me preocupas    cinco...,       y        no        quiero que      te       pase      nada     malo     estado aquí.

—Puedo  cuidarme   sola —respondo, y me siento en la cama.

—Y   no   dudo   en   que   puedas   hacerlo —dice en tono serio—. Pero  la  intervención que  te  hizo, eso te debilitará cuanto más tiempo pases aquí. Te quitará tus habilidades.

Permanezco callada mientras observo como Peter se aproxima hacia mi lado. En el fondo creo que tiene algo de razón pero como explicaría que acabo de abrir esa puerta y si entendí bien solo afectará esto cuando intenté atacar a alguien.
Cuando se sienta en la cama, me levanto.

—Mientes —añado en un tono de voz más alto del que pretendía—. Acabo de abrir esa puerta con un solo pestañeo.

—¿Tuviste jaquecas? —empieza, y me toma del brazo—. Esos dolores solo empeorarán, quizá él te allá dicho una cosa pero te aseguro que no...

—¿Y como sabes eso? —lo interrumpo y me safo de su agarre.

—Porque papá no siempre dice la verdad —murmura.
Ladea la cabeza y me mira con mucha atención.

A decir verdad, tiene razón, papá tiene sus secretos y Peter es de las personas más cercanas a él en este lugar para asegurarme de que miente descaradamente. Bajo la cabeza pensativa, si pierdo mis habilidades no solo correré peligro, mis hermanos y hermanas se aprovecharán de eso..., y por otra parte esta once, le he dicho que la protegería de todos pero terminaré fallandole.

—Creo que tengo una opción —añado mirándolo nerviosa—. Es   algo   arriesgado.

—¿Que opción? —me pregunta, y se pone de pie.

No le respondo e intento ordenar mis ideas, levanto mi mano derecha hasta la altura de mi cuello y retiro la curita. Respiro hondo, me concentro en quitar lo que hayan puesto en mi, las luces comienzan a parpadear y yo me quejo de dolor, siento un hormigueo recorrer hasta mi nuca pero aún así no me detengo. Cierro los ojos y cuando menos me doy cuenta un pequeño fragmento cae al suelo.
Peter parece sorprendido, incluso nervioso. Se aproxima al pequeño lavabo y con un pañuelo que saca de la parte trasera de su pantalón me limpia la poca sangre que me a salido de la abertura.

—Ha sido.. arriesgado —murmura—. Pero creo que resultará. Creerá que te tiene bajo control, bien pensado.

Me toma de la cintura y me hace una seña para que me siente en la cama, lo obedezco y el se siente junto a mi sin dejar de presionar la pequeña herida.
Alaza las cejas y sus ojos azulados me miran atentamente.

—No quería dudar de ti... —replico en voz baja, como disculpandome.

—Eres   decidida   cinco —esboza una sonrisa casi imperceptible—. Nunca dudes de tus instintos, así que descuida.

Lo miro y me arrepiento de inmediato, su expresión impenetrable me atrapa por completo, sus ojos parecen más oscuros.

—Me    gustan    tus    ojos —susurro, las palabras salen de mi boca antes de pudiera detenerlas.
Se me corta la respiración, siento que la suya se acelera también y ahora no puedo apartar mis ojos de los suyos.

Heartbreaker [Stranger Things] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora