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Era el verano del 1986, Steve Harrington y su mejor amiga Robin Buckley iban camino a su trabajo, Family video.
─ A ti te gustan las bubis, a mi me gustan las bubis - hubo un pequeño silencio ─ ¡A Vickie le gustan las bubis, sin duda!.
Su amiga al lado dio un suspiro y luego de un silencio.
─ Tengo miedo de que Vickie no sea la chica correcta - dijo cubriendo su cara entre sus manos.
Steve sacó una mano de él volante y la puso en su espalda, dando pequeñas palmadas en esta.
─ Tranquila Robin, todo saldrá bien - dijo dándole una sonrisa a su amiga.
Su amiga le devolvio la sonrisa, luego de uno rato llegaron a su destino, ambos bajaron y caminaron hacia la entrada de él local.
El día transcurrió tranquilo como los demás, faltaba muy poco para las vacaciones así que debían aprovechar la tranquilidad de la tienda.
Steve veía una revista cuando de pronto, una voz conocida le habló.
─ Steve - dijo un adolescente mientras se acercaba a la caja.
Steve dio un suspiro y lo miró.
─ ¿Que sucede, Henderson? -preguntó mirando a su amigo, no era raro verlo por ahí.
─ Necesito un favor - dijo mientras posicionaba sus manos en el mesón de la tienda.
Steve solo miró a Robin, no sabía que decir. Solo dio un suspiro y lo miró, haciéndole un gesto con la mano para que siguiera hablando.
─ Está noche tengo una partida de D&D y no tengo quien me lleve - insinúa mirando a su amigo, el cual solo pudo llevarse una mano a la frente.
Steve ya sabía lo que quería, Robin solo soltó una pequeña risa y miro a ambos chicos.
─ Cállate, Buckley - amenazó mientras miraba a su amigo frente suya ─ Está bien, Henderson, yo te llevaré.
Dustin solo sonrio trinfuador.
─ Muchas gracias, Stevie - el contrario solo lo fulmino con la mirada, sabia lo mucho que odiaba ese apodo ─ Es en la casa de los Wheeler.
─ Ya lo se - menciona Steve dando un suspiro ─ Te paso a recoger a las 7:30pm.
Dustin, asiente con la cabeza mientras da un gracias.
─ Eres el mejor - dijo para luego despedirse con la mano ─ Adiós, Robin; Adiós, Steve, nos vemos luego - se despidió mientras salía de la tienda y se iba rumbo a casa.
Steve, lo siguió con la mirada hasta perderlo de vista, luego dio un suspiro y se recargo en el mesón de la tienda. Robin, no pudo evitar soltar una gran carcajada.
─ ¡No te burles, Buckley! - menciona con enfado mientras se pasa una mano por su cabello.
─ Por dios, Steve, pareces una madre soltera - decía mientras paraba su risa ─ Por esa razón no tienes citas, a nadie le gustan los niñeros.
