Capítulo 6

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El dolor se agrupó en su pecho y extendió su mano invisible hasta su cuello, dónde encajó sus garras y se aferró con firmeza para torturar a Lucía, quien no supo cómo reaccionar ante lo que veía. Los médicos entraron, y dos personas la tomaron por los brazos para sacarla del lugar, ella gritó, ¿qué estaba pasando? ¿Por qué nadie le explicaba?

—¡Pero tienen que decirme lo que ocurre! —gritó, siendo ignorada por el personal que la estaba obligando a salir de la habitación— ¡Es mi hermano! ¡Por favor, se los suplico, diganme qué le pasa! —su voz se entrecortó.

Lucia sabía que luchar por permanecer ahí no haría más que complicar las cosas, por lo que no puso resistencia alguna y se dejó llevar fuera aún a pesar de la necesidad que sentía de permanecer junto a Jason.

—¡Vaya a la sala de espera! —le dijo una de las enfermeras y volvió a ingresar al cuarto. Lucía se quedó unos segundos en el pasillo, con su mente buscando comprender todo lo presenciado, había sucedido tan repentinamente que apenas estaba procesando los hechos.

Miró a un costado, alguien del personal entró a la habitación con una máquina que ella solo había visto en películas. ¿No era eso lo que se usaba para revivir a las personas? Jason no necesitaba eso, él estaba en crisis pero su corazón aún latía.

—Entró en paro —dijo el doctor Martínez, quien ya tenía a su lado el instrumento y se preparaba para reanimar al chico.

Lucía se puso el antebrazo encima de los ojos, con las lágrimas cayendo por sus mejillas. No era capaz de quedarse ahí a escuchar como su hermano perdía la vida. Se desplazó por el pasillo rumbo a la sala de espera, y cuando salió se recargó en una de las paredes mientras miraba al techo y rogaba a Dios que le permitiera pasar más tiempo con su hermano.

—No puedes llevártelo así —dijo en un susurro que se vio ahogado entre su llanto. Si lo perdía, ella se iría con él—. No me lo arrebates así.

Dos brazos la rodearon, sabía que era Kian, pero no se resistió al contacto sino que se aferró a él. Lucía temblaba por el pánico que se había apoderado de sí, terminó por perder las fuerzas y se dejó caer al suelo, él la sostuvo guiando ambos cuerpos con delicadeza hasta que se sentaron en la alfombra. Ella se refugió colocando su rostro en el cuello de Kian, mientras le decía que no quería que su hermano muriera.

╰☆☆╮

A Edward le tomó solo un minuto más llegar al hospital, donde Carlisle ya les esperaba en la entrada con una camilla y su equipo.

—Su corazón dejó de latir hace menos de un minuto —dijo Edward, se posicionó frente a su padre por unos instantes para poderle ver a los ojos—. Sálvalo, por favor —siguieron a Carlisle por el pasillo, mientras este trabajaba en devolverle la vida al muchacho y daba órdenes al personal médico que le asistía.

Se quedaron en la sala de espera, Clara había intentado permanecer sentada pero le fue imposible, su nerviosismo era tan fuerte que tuvo que ponerse de pie para caminar. Se movió hacía uno de los ventanales, desde ahí podía ver la carretera y lo que sucedía fuera del hospital. Le ayudaba a que sus pensamientos no se estancaran y a evitar la sensación de ahogo. ¿Cuánto tiempo había pasado ya? ¿Media hora? No, apenas eran quince minutos.

Jason no debía morir, no era posible. Desde su llegada a Forks él ha sido la única persona en la que Clara ha podido confiar, representaba todo lo que había dejado detrás en su otro mundo. No entendió hasta ese momento lo mucho que significaba ahora para ella, temía perderlo, y no solo porque se quedaría sola en un lugar desconocido, sino porque en esta semana habían formado un lazo, lo necesitaba a su lado para seguir adelante.

¡Estoy dentro! | Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora