Capítulo 9

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En la tarde del día miércoles 2 de febrero, estaban por fin en Forks. A Clara le habría gustado poder ir inmediatamente a su pequeña casa en el pueblo, para descansar y poder tener un poco de tiempo a solas. Sin embargo, los Cullen insistieron en ir primero a ver a Carlisle y Esme. Debían ponerse de acuerdo sobre qué hacer ahora que las cosas eran tan inciertas.

No lo tomaron bien. El semblante de Esme se llenó de tristeza, algo que ni Clara ni Jason habían esperado, pero que les hizo sentir queridos. La mujer se preocupaba por ellos, y Carlisle también, él fue menos expresivo en su rostro, pero les había dado de inmediato palabras de apoyo.

—No dejaremos de intentarlo —afirmó Carlisle, quien no se rendiría tan fácil. Era un médico, después de todo, y no estaba acostumbrado a darse por vencido—. Aún podemos encontrar una solución.

Los vampiros habían sido muy firmes en su decisión, no dejarían de buscar el modo de salvarles. Su ayuda fue prometida por un lapso de seis meses, saber que tendrían menos de ese tiempo les agobiaba, pero también los motivaba aún más a cuidar de ambos.

—Pienso que lo mejor es que vivan aquí —dijo Esme tras unos minutos, Clara estaba enormemente sorprendida por el ofrecimiento—. Su salud es frágil, y si se quedan con nosotros podemos cuidarlos mejor —se acercó a su marido y puso una mano en su hombro, dando a entender que él también apoyaba esa propuesta.

Era algo poco esperado. A Clara le emocionaba la idea de vivir en el mismo lugar que los Cullen, pero también sabía que no era apropiado. Una parte de ella quería aceptar de inmediato, la otra prefería negarse. Esme dedujo con facilidad que su silencio se debía a su indecisión.

—No tiene porque ser ahora —dijo la mujer—. Solo quiero que sepan que las puertas de esta casa están abiertas para ustedes en todo momento —para ella era importante que los dos humanos se sintieran protegidos, pero sobre todo, apoyados. Si sus esperanzas de sobrevivir eran tan pocas, y el deterioro de su salud tan veloz, en algún punto necesitarían más que solo palabras de aliento. Ellos debían saber que tenían un lugar al que acudir.

No solo les estaban ofreciendo un nuevo lugar donde quedarse, también les hablaron de dinero y de cubrir sus necesidades básicas. Jason había estado bromeando en el camino con ser mantenido por los Cullen, sin embargo, una cosa era hacerlo con los hermanos y otra con Carlisle y Esme. Clara y él se negaron de inmediato, aún podían trabajar y querían hacerlo por lo menos un tiempo más.

—Comprendo —dijo Carlisle.

—Doctor Cullen, en verdad agradezco todo lo que están haciendo por nosotros —dijo Clara, quien no quería que todo lo que habían rechazado recibir de su parte fuese interpretado como un gesto de mala educación o desconfianza—. No queremos ser una molestia, ya han hecho demasiado, y nos han mostrado su apoyo de la mejor forma posible. Por favor, sepa que valoramos mucho todo esto.

—¿Doctor Cullen? Dime Carlisle —dijo con una sonrisa amable—. Creo que ya tenemos la suficiente confianza para eso —se puso de pie y caminó hacia uno de los muebles de la estancia.

Clara por primera vez había visto a Carlisle como algo más que el padre de los Cullen. El hombre era joven, y ella recordó que tenía veintitrés años cuando fue transformado, Jason era solo un año menor, y aún así, sentían que estaban frente a alguien de mucha mayor edad. No porque se viera viejo, sino por la sabiduría que emanaba. El que le pidiera que le llamara directamente por su nombre era algo difícil, el hombre inspiraba respeto, tutearlo se sentía como un insulto.

Un tintineo sonó por el lugar, Carlisle caminó hacia Clara con un objeto metálico en las manos. El médico se acercó a ella, y se colocó de cuclillas para quedar a su altura, le mostró entonces dos juegos de llaves.

¡Estoy dentro! | Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora