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── Oye... ── habló la pequeña azabache agarrando la mano de su hermana. Ambas muchachas caminaban por las frías calles del mundo humano, Marky admirando cada cosa que le pasaba por sus ojos.
Era primera vez que conocía el tan conocido y muy hablado por la zona celestial, el mundo humano. Realmente hermoso ante los ojos de la Tailandesa menor, arbustos, pequeñas mariposas volando algunas se posaban en el cabello ajeno haciendo sus ojos brillar, quería atraparlas con sus manos pero claramente se asustaban y se iban volando creando en Marky una mueca en su rostro.
Seguramente se espantaba por su macabra sonrisa - eso había pensado la misma azabache rascándose la nunca en el proceso. Ella sabía que su sonrisa no era muy bonita que digamos.
── ¿qué sucede? ── preguntó la azabache sin dejar de lado su caminar, la miró con una sonrisa suave en sus belfos.
── yo... Escuché a nuestras mamis hablando... ── comenzó a hablar con algo de nerviosismo. ── dijeron que tú y Sasha habían tenido algo... ¿Es eso cierto?
Marcy sintió su corazón acelerarse con la pregunta, su estómago se revolvía por los nervios al igual que sus manos se ponían heladas, tan heladas que hasta parecían un pequeño cubo de hielo. Cosa que la muy inteligente y avispada Ángel en entrenamiento habían entendido a la perfección, era un tema por el cuál los nervios de Marcy florecían en su interior.
── es cierto... Pero es muy largo de contar...
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El agua caía por sus cabellos rubios mojandolos, las gotas comenzaban a resbalarse por su piel desnuda pasando sus dedos por sus cortos cabellos suspirando.
Hacer pecar a la castaña había sido lo mejor del mundo, las caricias por su cuerpo, la forma en cómo gimoteaba por cada embestida que la rubia daba, sus mejillas totalmente rojas... Y aquellos labios, los cuales parecían una especie de droga quería tomarlos cada que podía, un suspiró se había mezclado con las gotas que caían lentamente en el suelo y por todo el cuerpo de la demonio.
