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La alarma había sonado dando a entender que ya era un nuevo día.
Ambas chicas dormían plácidamente. La Demonio abrazando con protección a la Ángel quién dormía plácidamente en su pecho, cabe destacar ambos seres estaban completamente desnudas tapadas por una gruesa manta la cuál llegaba hacía el pecho de ambas dando una escena realmente tierna.
La primera en despertar fue la Taiwanesa bostezando, gracias a que abrazaba a la rubia pudo sentir cómo algo suave tocaba sus manos. Al abrir los ojos se había encontrado con aquella tez pálida creando que se sobresaltara y cayera de espaldas al frío suelo jadeando por el golpe que se había dado.
Pero claramente el ruido no había despertado a la rubia.
Se levantó rápidamente encontrándo, que efectivamente no traía ropa, además recordaba la noche de ayer. Se sentó en la cama agarrando sus cabellos.
── otra vez... Si se enteran me cortaran las alas. ── volteó a mirar a la adormilada Demonio. ── aún así... Te extrañaba y mucho, aunque si no se enteran mejor. ── murmuró para su misma, levantándose recogiendo su ropa quién extrañamente estaba en el suelo, se la colocó como pudo y con nervios.
Miró de reojo a Sasha quién plácidamente seguía dormida, decidió acercarse a ella para dejar pequeñas caricias por su cara.
── aunque me gustes... No puedo estar contigo. ── depositó un pequeño beso sobre sus labios para luego desaparecer de allí.
Anne cocinaba el desayuno mientras escuchaba música, ahora debía alimentar dos bocas más Aunque... ¿Qué comían los Ángeles o Demonios? Se quedó pensativa para luego suspirar, en eso había escuchado una silla detrás de sí encontrándose con la Ángel.
── ¡Buenos dias! Veo que tuviste una noche alocada con cierta Demonio...~ ── comentó la castaña mientras reía cocinando unos huevos.
Marcy se había sonrojado por tales palabras tragó grueso.
── ¿C-como...?
── las escuché... Estuvieron toda la noche y literalmente no me dejaron dormir. ── suspirar para luego terminar de freír los huevos dejándolos en un plato.
── L-lo siento...
── tranquila, no pasa nada Aunque ¡Respeten mí casa! ── exclamó la castaña dándose la vuelta y mirándola se dio la vuelta sonríendole de forma suave a la azabache.
