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La ángel daba saltitos encima del regazo de la demonio, nuevamente había caído en sus encantos.
Y eso que se sentía celosa por cómo trataba a Anne.
Aquellos dos seres, del infierno y el cielo, habían llegado a casa de Anne pero para tener relaciones ¿Genial no es así? Sasha era realmente una hormonal en potencia.
Los gemidos eran ahogados en el cuello ajeno, mientras sus dientes eran clavados en la zona pálida de su piel dejando tal vez, una marca muy notoria, aún daba saltitos.
── ¿No vas a gemir? ── habló de forma ronca la rubia, mientras dejaba pequeñas lamidas en su oreja haciéndola temblar.
Marcy negó.
Sasha bajo sus manos hacía su trasero apretandolo con fuerza y hasta dándole una nalgada, eso efectivamente le había dado lo que quería, un gemido con fuerza por parte de la sumisa.
Anne quién yacía en el sofá cruzada de brazos, estaba algo molesta con ambos seres.
Ahora... Estaban teniendo sexo como si nada en su habitación. ¡En su habitación! Suspiró para si misma.
Pero... Una idea había llegado a su mente, una idea bastante ¿Rara? Ladeó su cabeza pero se había mordido el labio inferior.
Su cuerpo se levantó por si solo encaminandose hacía la habitación en dónde los gemidos se escuchaban más y más fuertes, tomó la perilla y tragó grueso. ¿Enserio pensaba hacer lo que tenía en mente? Joder claro que sí. Abrió la puerta con lentitud, dejando a la vista como la Ángel montaba a la Demonio, vaya escena había ante sus ojos.
── vaya vaya... ¿Te quieres unir? ── preguntó la rubia sin ningún problema en sus palabras, se relamio los labios. Marcy se había sonrojado.
Se quedó en silencio, notando cómo Marcy había dejado de dar saltitos. Anne también se había sonrojado cómo ella.
Pero eso no la detuvo a dirigirse hacía ellas, colocándose detrás de Marcy, poniéndola sumamente nerviosa.
── ¿A-Anne?
La castaña comenzó dejar besos por el cuello de la Ángel, Sasha abrió su boca en o pero se mordió el labio inferior.
── vaya vaya... ¿La humana también tiene ganas? ¡No se diga más, trío! ── exclamó con cinismo dejando atontadas a ambas chicas.
La Ángel las miró a ambas con nerviosismo. ¿Enserio iban a hacer un trío con ella? ¡Dios! Así claramente perdería sus alas.
── eres una hormonal asquerosa pero, ustedes dos antojan tanto que dan ganas... ── murmuró la castaña pasando sus manos por uno de los pechos ajenos de la chica temblante frente suya, acariciando la zona por encima de su franela.
