— ¡Hasta el fondo! — la tercera movía sus manos, animando a sus compañeros a no parar.
Era el tercer tazón de fideos que Adrián comía, sus mejillas dolían de tanto aguantar los fideos con un caldo que hervía como el infierno. Parecía que en cualquier momento, su mandíbula terminaría por expulsarlo todo, más no dejaba de pensar que su contraria, aquella quien hacia de su rival, fuese a completar el desafío de 5 tazones en tiempo récord para no pagar nada.
— ¡Listo! ¡Termine! — grito la casi derrotada Abigail, sus labios estaban rojos por el calor que aún emanaban los fideos, pero lo disimuló bien, volteo a ver a Adrien, quien aún no se acababa de creer los eu sus ojos veían.
— Perdí ... — sus ojos lo decían todo, dejo los razones en la mesa sin acabarlos y se recostó en la silla —¡Maldita sea estuve tan cerca!— jalaba sus cabellos con frustración.
— Parece que tu boca no es rival para el hoyo negro que tengo por barriga — reía con burla la contraria.
—¡Según las reglas, el perdedor le debía 10 dólares al ganador, Adrián, cumple con el trato!— reía la tercera que se negó a comer para mantener su figura.
— Si si Aurora, lo tengo claro — saco de su bolsillo un arrugado billete de 10 dólares y se lo pasó.
—Felicidades, te llevaste mi mesada del mes —Tomando el dinero, Abigail respondió
—No es mi culpa que tú estómago no haya soportado lo suficiente— se levantó con cuidado y pesadez de su asiento, parece que dentro de todo, el reto si la afecto.
— ¿No que muy fuertecita señorita? — murmuró con risa el contrario.
— Cállate antes de que te golpee la barriga —
— Chicos, salgan rápido que es un buen día para pasear, el cielo se ve muy bonito hoy — La risueña Aurora no deseaba perder un solo minuto de aquella tarde de descanso.
— Sin duda, fugarnos del salón valió la pena — Abigail río con fuerza y camino dirección al verde pastizal fuera del restaurante.
— No sabía que las señoritas ejemplos a seguir del aula fueran capaces de tales atrevimientos — Adrián se dejó caer en el verde pasto, sobando su ligeramente espaciosa barriga.
— Nos conoces mejor que nadie, me sorprende que eso te sorprenda — Aurora se sentó en medio de ambos — ¿Alguien tiene algún mejor plan para hoy que estar sentados aquí?—
Abigail se quedó sin decir nada, un leve tic en su dedo meñique izquierdo –y de forma involuntaria– se hizo presente, ese era su sexto sentido advirtiéndole de algo, esa era su mágica habilidad, cada que esto ocurría, siempre pasaba algo ligeramente malo; mientras sus compañeros hablaban, miro al cielo, que se había tornado ligeramente gris.
— Creo que va a llover —
— ¡No lo digas que si no se cumple! — Aurora y Adrián deseaban poder hacer carteritas o rodar por la colina, una lluvia arruinaría sus planes.
— Mi dedo meñique se movió a contra mia, así que probablemente valla a pasar— la más alta se terminó levantando del pasto y comenzó a caminar —¿Y si mejor vamos a mi casa? Ya pasamos mucho tiempo fuera—
— Creo que no iré, debo de ir a mi casa a ayudar con las compras para el almuerzo, mi madre ha de estar esperándome ya — sostuvo la joven aurora mientras veía su reloj.
— ¿Aquí nos separamos entonces? En ese caso, yo veré que hacer con mi vida, buena suerte a ambas, suelen conmigo — dijo entre carcajadas mientras cada uno comenzó a tomar un camino propio.
Abigail comenzó ir caminos. Su casa con normalidad, más parecía que esta vez, aquel sentido que jamás fallaba, falló, el cielo volvió a estar despejado, tan azul como el mar, era precioso de admirar, aunque parecía extraño que no pasará algo malo, simplemente ignoro aquel sentimiento y volvió a casa a ver a su pequeño Emmanuel...
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𝐌𝐄𝐌𝐄𝐍𝐓𝐎 𝐌𝐎𝐑𝐈
Truyện Ngắn¿No es el mundo un lugar injusto? ¿Por qué sacrificar al menor de los corderos por su inocencia? Quizás lo peor en este caso fue. ¿Por qué sacrificar a un humano por la realización de otro?