𝟒 𝐃Í𝐀𝐒 𝐀𝐍𝐓𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐓𝐑𝐀𝐆𝐄𝐃𝐈𝐀

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— No pienso dejartela así de fácil —

— ¿Enserio? Solo llevas 3 rachas seguidas, no podrás ganar la 4ta — reía el varón del lugar.

— Escalera imperial a color — Aurora puso las cartas en el suelo donde todos jugaban, había ganado.

— ¡Estaba tan cerca! — la anfitriona tiro las cartas del enojo, cayendo estás en el rostro de Adrien.

— ¡PERO YO QUE TE HICE! — reclamaba con un falso enojo el contrario.

— ¡Tranquila hermana, ya ganarás! —animaba el pequeño Emmanuel sentado atrás de su hermana mayor.

— Quizás no haya ganado esta ronda, pero tengo barra y un fan, no como ustedes — reía la de cabellos azabache mientras abrazaba al menor.

Aquella tarde llena de juego de cartas se sintió amena, pero al igual que las comidas, éstas tenían un final, Abigail terminó despidiéndose de sus visitas, pero la alegría no se acababa, sabía que podía verlos otro día, en la escuela o paseando por la ciudad, no vivían en una gran ciudad después de todo.

— ¡Tus amigos son muy geniales hermana! ¡Yo tambien quiero tener amigos así de geniales! — hablaba con emoción el más pequeño de la casa.

— No necesitas amigos geniales cuando ya tienes una hermana tan genial como yo — sonreía con orgullo su contraria.

— ... — la felicidad había abandonado el rostro del niño.

— ¿Por qué me miras así? ¿Acaso no soy genial? — la mujer puso sus manos en la cintura haciendo una pantomima de enojo.

— Adrián es más genial — río con burla mientras le sacaba la lengua a la mayor.

La contraria comenzó a reír y persiguió al más pequeño, buscando atacarlo con sus super cosquillas, logro arrinconarlo en la cama del más pequeño y ahí, Abigail le dio una "lección".

— ¡Ya, ya! ¡Pido perdón! ¡E-Eres genial! — el pequeño no podía hablar sin reírse a cada segundo.

— ¡Ok, solo por esta vez te perdonaré! — la mayor se detuvo y se recostó en el piso, observando el cuarto de su hermano — Aún recuerdo cuando eras un bebé... —

— ¡No me lo recuerdes, ya pareces mamá! — hablo escondiendo su cabeza entre las almohadas con vergüenza.

— Es que es verdad, antes eras un bebé muy muy pequeño, tanto que los doctores creía que eras único en tu especie— río con cierta burla.

— ¡Pero tú saliste demasiado grande de la barriga de mamá! —

— Solo un poquito — tomo aire y siguió hablando — ¿Tan rápido han pasado ya 10 años? Yo aún recuerdo como si fuera ayer, la época donde esté cambiaba el pañal y debía cuidar de ti por qué mamá y papá comenzaron a trabajar un poco más ...—

— ¿Es mi culpa verdad? —

— ¿El que ...? —

— El que mamá y papá ya no puedan descansar porque trabajan más desde que nací... —

Ante lo dicho, hubieron unos segundos de silencio, antes de que la mayor rompiera en carcajadas.

— ¿Por qué te ríes? — el menor la vio confundido, si que no entendía a su hermana en lo absoluto.

— Por qué no es tu culpa que ellos trabajen más, lo hacen por qué nos quieren demasiado, trabajan para vernos felices, y, si de verdad te sientes mal por ello, solo procura ser obediente y estudiar mucho, así harás que ellos se sientan felices — la mayor sonrió y se sentó a su lado — además, el estudio al fin y al cabo, te servirá más a ti que a ellos, así que ya sabes que hacer para que se sientan felices—

El menor se quedó pensando un momento, quizás su hermana no estaba tan loca como el lo suponía, luego de un pequeño abrazo y palabras de aliento, la puerta sonó, los padres habían llegado por fin a la casa, era momento de llenar esas barriguitas con comida y buenos momentos.

...

Ya era de noche, hora de dormir, más parecía que la joven de libertina alma no podía descansar, miro un momento su mano, ya habían sido 3 veces seguidas que su meñique no dejaba de moverse solo ¿Era acaso este un mal presagio? ¿O quizás solo, se había acostumbrado tanto a esa señal, que se estaba volviendo loca? Sea cual sea el tema, intento dormir tranquila...

𝐌𝐄𝐌𝐄𝐍𝐓𝐎 𝐌𝐎𝐑𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora