La tierra se podía sentir en sus dedos, sus articulaciones eran un reciente misterio, sus ojos todavía no se acostumbraban a la luz del día.Cuando sus recuerdos fueron aclarados y solo colores apagados el creciente miedo y tentación por mirar solo por un segundo, a su lado. . . Solo por uno, ella estaría igual de desconcertada que el ¿no?, ho pobre demonio iluso que esperaba verla con vida, la triste realidad es que si bien era cierto que su sangrado había terminado, su palpitar había parado.
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El cielo estrellado y la luna iluminando se sorprendieron al ver a cierto rubio con un palpitar inestable sentarse repentinamente, maldecía el echo de querer llorar y que su amada lo abrazara, estaba tan tranquila que no quería atormentarla con ese sueño otra vez.
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El tercer día había terminado ¿bien?, si ignoraba el echo de que había terminado con más de cuatrocientas cartas por parte del rubio, el almenos millón de rosas que le había dado y pues. . . El momento del cuarto. . . Si definitivamente ignoraría ese momento, ¿momento?, ¡Demonios!, eso había durado almenoz una o dos horas. . .lo cual no le molestaba pero bueno.Para suerte de la albina el cuarto día era con timidez.
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Los sollozos despertaron a la de cabellos de plata, viendo horrorizada como el pequeño cuerpo intentaba atentar contra el sentimiento.
— Meliodas — Dijo la albina, llamando la atención del rubio, quien volteó a verla rápidamente, con lágrimas en sus mejillas y pena en sus ojos — ¿que pasa Mel? — preguntó la albina. Por su parte, el rubio solo puedo responder con un abrazo.
— perdón, no pude salvarte — Hablo sin sollozos, aunque la albina lo hubiera preferido así, escucho tan claras sus palabras que no podría digerirlas, no quería distinguirlas, su mente, cumpliendo aquel capricho, distorsionó las palabras en la albina o al menos eso intento.
— ¿ Salvarme de que? — pregunto ella aunque ya sabía la respuesta, no quería aceptarla, no la había condenado, la había bendecido, le dio la libertad que siempre deseó.
Pero, el rubio no contesto, tuvo lo que quería, obtuvo a la albina abrazándolo, quitándole todos sus miedo y mandarlo a dormir tranquilamente.
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La mañana había llegado "tranquilamente" para la taberna,
— bueno, la pregunta más importante, ¿A quien le toca celos y enojo? — Todos miraron a el albino — Bien. . . Cual —
— Enojo — el albino solo soltó un suspiro y agarró del brazo a aquella emoción.
— bueno, Elain, te toca celos — la susodicha solo se estremeció del miedo, pero aun con todo eso fue hasta el, poniéndose a un lado de la emoción.
— Y a Elizabeth con timidez — Elizabeth ya sostenía a la emoción así que solo ansío y se fue.
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— E-Ellie — llamó el rubio a la albina, extendiendo su mano ante ella— Ten — Dijo entregándole aquella rosa roja que cortó de la pequeña plaza.
— Mel, gracias, es hermosa — Respondió la albina tomando entre sus manos a la rosa — ¡Eres tan lindo! — Dijo para después aventarse a sus brazos y tomarlo de los cachetes. Lo que la albina claramente no noto es que, el rubio se estaba desangrando a su lado — ay no —
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— ya, ya, — consolaba un castaño a el rubio contrario, el cual solo se limitaba a soltar lágrimas por sus ojos y sollozara, haciendo que lo más entendible que pronunciara fuera el nombre de aquella dichosa diosa de hace 3000 años.
— ¡King!, ¡ayúdame! — Mientras el castaño consolaba al pequeño rubio, dos sombras se acercaban rápidamente a los dos, logrando identificarse como, Meliodas Tímido y Elizabeth, pero lo raro era que. . . Pues la princesa cargaba en sus brazos a aquel pequeño rubio, aparentemente inconsciente y sangrando, esperen ¿sangrando? — Y-. .. yo. . .aah... Meliodas. . . ¡Se está. . .Desangrando!. ..aah Pool lo— Habló entrecortaba la albina, lo que le pareció sumamente extraño era el sangrado, ¿No se supone que estaba al cuidado de él?.
— E-Entiendo Elizabeth, pero, ¿porque me pides ayuda a mi?, tu tienes poderes curativos — señaló King, poniendo en shastifoll a el rubio de vestimenta azul.
— Lo se y lo intente, pero, Esque pasó cuando lo abraze — Explicó la albina con la emoción todavía en sus manos.
— . . . No sé si ofenderme o sentirme inteligente, pero dámelo, yo lo revivo — Dicho esto, la albina le entrego a la emoción, por su parte, el castaño saco un tipo de hierva y se la coloco en las narices, cosa que funcionó, pues él rubio empezaba a despertar, por lo que el castaño se lo entregó a la albina — Ten, ya va a despertar, no te preocupes —
— Gracias King!, Esque hace mucho no le pasaba esto y no me acordaba como despertarlo — La albina, dicho esto, se fue, dejando al castaño con un nuevo conocimiento que aquel rubio.
⍟
— perdon! — era la cuarta vez que aquel rubio le pedía perdón a la albina por haberse desmayado.
— Está bien Mel, es solo, que hace mucho no pasaba, es todo —
𑁍
— Que te quites los guantes y la marca! — Gritaba por cuarta vez al rubio — ¡¿cómo se supone que hagamos esto si no me estás tocando ni sintiéndolo!?—
— ¡Es que no entiendes! ¡ Yo nunca me he quitado los guantes, mucho menos la marca!, ¡ No se como hacerlo mierda! — le gritó furiosos, era verdad, no sabía cuándo fue la última vez que tocó algo o a alguien.
— Bien, yo te ayudo, hagámoslo lo juntos ¿si? — el rubio la volteó a ver un poco, soltando un suspiro y viéndola a la cara asintió. Dicho esto, los dos cerraron los ojos, por parte del rubio, su ya conocido sol negro se volvía cada vez al color de la piel de él mismo.
Con los ojos abiertos pudrieron admirar el color de el otro, por parte del rubio, por fin la vio completamente como ella, con unos ojos azules, que no se podían comparar con nada más que la palabra "hermosos", por otro lado, la albina por fin pudo admirar como aquel rubio abría por primera vez los ojos, dejando ver un color verde, que se igualaba a una esmeralda En pleno esplendor.
— A- Ahora, los guantes — Tartamudeó un poco y viéndolo aún a los ojos, tomó sus manos aun con los guantes y los empezó a quitar lentamente, el rubio contemplaba horrorizado como aquella Diosa lo despojaba de sus guantes. Terminado el acto de los guantes, los dos sudaron frío y tomando sus mano las entrelazaron.
Nunca en la historia el tiempo presenció tal acontecimiento, un demonio y una diosa tomándose de las manos sin insinuar ningún ataque de por medio, era algo magnífico, algo hermoso, algo que daba inicio a algo que ni el mismo universo entendía, pero daría inicio a algo que sería el final y el inicio, la perdición y la salvación, la oscuridad y la luz no eran enemigos, eran complementos, no podían funcionar sin el otro, así se sentía. un escalofrío que los recorría y les encantaba, los opuestos se abrazaban, el negro sonreía mientras el blanco lo acariciaba, era un baile, era una canción, eran colores combinados, eran sentimientos, era insignificante, era importante, era como morir feliz y vivir en la miseria, era como si te cayeras a el cielo, todos estaban en contra de ellos y aun así no los detenían.
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¿Volví?, perdón por estar tan ausente, no se me ocurría nada :'), lo siento de verdad, prometo actualizar en tal vez 2 días, solo que actualizare "no friends", de todos modos, nos vemos.
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Cambio de emociones ( Melizabeth )
HumorElizabeth a lidiado con múltiples Meliodas's, solo que, esta vez será un poco diferente. . . Pero Elizabeth aprenderá liderar a las emociones de Meliodas y comprenderlas un poco más. ✨ Melizabeth ✨ Los personajes no son mío (exceptuando a los terci...