Cuenta una leyenda que las personas destinadas a conocerse tienen un hilo rojo atado en su dedo meñique.
HwanWoong a su corta edad podía ver aquellos hilos característicos, observando como aquellos se extendían a lugares muy lejanos. Pero él pequeño...
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Notaron las piernas y el bonito pantalón café del hombre, este se sentó y rebusco en su escritorio, lo más seguro estaba guardando para irse. Ambos chicos se mantenían callados, ya que no querían ser descubiertos. La mirada del peli negro que estaba en aquellas piernas se desvió hacia él castaño enfrente a él. Notó la mirada preocupada y enojada del chico.
Pudo notar la poca cercanía que tenían, ya que aquel escritorio era demasiado angosto. Él menor pudo darse cuenta de la rica fragancia del chico, era una mezcla de pan de manzana y dulces, demasiado rico. Sus ojos admiraban la bonita escena, los castaños cabellos del chico pegados a su frente por el sudor frío, sus mejillas, aquella mandíbula que era tan filosa. Sus grandes y bonitos ojos, su pequeño y delicado cuerpo, sin darse cuenta trago en seco.
Él castaño sintió las miradas del chico, así volteando y topandose con el rostro del contrario. No sabía si era por la falta de espacio pero por un momento sintió que perdió el oxígeno. Ambos ojos se miraban, tanto como si quisieran saber lo que transmitían sus almas.
Pero notó como los ojos del peli negro se desviaron a sus labios, algo que lo puso nervioso. DongJu observó aquellos bonitos labios de su mayor, tan esponjosos y rosados, tan llamativos y seductores. Este relamio sus labios por instinto y empezó a acortar más la distancia. Tanto hasta el punto de literalmente estar encima del castaño.
Sus manos se colocaron en el pecho del castaño. Este no se movía, estaba estático, era como si estuviera hipnotizado con la situación, ya que no podía despegar sus ojos de la mirada tan profunda del peli negro. Entonces algo lo alertó, DongJu empezó a acercarse peligrosamente a sus labios, pero aún así él no se movió, no quería. Las manos de HwanWoong se posicionaron en las caderas del peli negro, así dándole permiso de lo que fuera a hacer.
Cuando ya estaba lo suficientemente cerca de estar de aquellos bonitos labios, el sonido de la puerta cerrándose fuertemente aparecio. Así haciendo que él peli negro saltara del susto y se pegara su cabeza en el escritorio.
— P-Por dios, ¿Estas bien?. -Pregunto él castaño preocupado mientras veía como este se tallaba su cabeza-.
Éste asintió mientras se tallaba, pero con un sonrojo en sus mejillas. Estaba avergonzado, pero no tanto por el golpe.
— Diablos, ese golpe sonó horrible. ¿Se encuentran bien?. -Comento él rubio que salió de aquel armario color chocolate-.
— Si, solo que Ju se lastimó. -Mientras tallaba la cabellera negra, pequeños masajes para calmar el dolor-.
— Será mejor que nos vayamos, si nos ven aquí estamos muertos.
Los tres asintieron y salieron de aquella habitación, una vez afuera corriendo rápidamente hacia la salida, así notando al moreno con su bonito novio. Estos al verlos se alegraron y tranquilizaron, ya que pensaron que habían sido atrapados.
