CAPÍTULO 5 [Editado]

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CAPÍTULO 5

CAPÍTULO 5

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Alessia

El calor que emanaba de mi cuerpo era anormalmente incómodo. Con un gesto torpe y somnoliento, traté de acomodar las cobijas, pero aún así, no conseguí conciliar el sueño. Abrí los ojos, exhale un profundo suspiro y decidí sentarme en la cama; era inútil, el sueño simplemente no venía. Me levanté, me envolví en una bata y, con el mayor cuidado, abrí la puerta intentando no hacer ruido que pudiera alertar al personal de la casa o, peor aún, al mismo Alpha.

—Demonios... Necesito un poco de agua —murmuré para mí misma mientras bajaba las escaleras. Entré apresuradamente en la cocina, agarré un vaso y lo coloqué bajo el grifo. Abrí la llave y esperé a que se llenara, para luego beber con desesperación. Mi garganta agradeció el líquido rectificante bajar por mi torrente, mi malestar bajo incluso el calor exasperante desapareció con cada gota que tomaba.

Una vez calmada mi desesperación, decidí prestar más atención a mi entorno. La duda comenzó a envolverme, fruncí el ceño, confundida, y sin darme cuenta, empecé a revisar cada parte de mi cuerpo. Me sentía distinta; mi cuerpo estaba más pesado de lo habitual, me encontraba intranquila y molesta por seguir aquí con ese imbécil que tengo por Alpha. Inspeccioné cada rincón de la cocina mientras los tenues rayos de la luna se filtraban escasamente por la ventana entreabierta. Con dificultad, comencé a palpar la pared en busca del interruptor.

De repente, mis dedos tropezaron con el interruptor y, con un clic, la luz inundó la habitación. Parpadeé un par de veces para acostumbrarme a la repentina claridad. Con la cocina iluminada, pude examinar mejor mi entorno. Sin embargo, mi cuerpo se tensó instintivamente cuando mi mirada se cruzó con unos ojos ámbar que me observaban como si estuviera acechando a su próxima presa. Estaba parado en el marco de la puerta, inmóvil, sin apartar la mirada de aquellos ojos penetrantes, di unos pasos vacilantes hacia atrás, buscando una salida o algo que pudiera servir como defensa en caso de que lo necesitara.

—¿Qué haces aquí? —logré preguntar, tratando de mantener la calma a pesar del miedo que sentía al ver su imponente figura obstaculizar la única salida que tenía.

No hubo respuesta inmediata. Su figura permaneció inmóvil, con su mirada fija en mí, como si estuviera evaluando sus opciones. Por un momento, el silencio fue ensordecedor. Finalmente, con un gesto apenas perceptible, dio un paso hacia adelante, acercándose lentamente hacia mí.

Retrocedí instintivamente, mi espalda chocando suavemente contra la pared detrás de mí. La presión de la situación me dejó sin aliento, pero no podía permitir que el miedo me paralizara.

—¿Qué quieres? —pregunté, tratando de mantener mi voz firme a pesar del temblor en mis palabras.

Una vez que los centímetros de distancia desaparecieron entre nosotros, sentí el roce de sus colmillos en el lóbulo de mi oreja.

THE ALPHA ARTEM [PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora