Capitulo IX

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Hoy había vuelto a tener una de esas horrendas pesadillas. Desde bien temprano había permanecido en la cama,acostada con las manos sobre mi vientre y la vista fija en el techo. Ni siquiera pude conciliar el sueño. Imagen tras imagen torturaban una y otra vez mi mente, dejándome gritando inmóvil en la cama sin poder mover un solo músculo,presa de del miedo. Cuando me despertaba,mi respiración estaba agitada y mi corazón se quería salir del pecho. Se estaba convirtiendo en algo monótono en mi vida últimamente. Pero no creo que me llegue a acostumbrar.

Suspiro sonoramente. No sólo estaba agotada mentalmente,sino que sentía como el estrés y la angustia de estar encerrada entre cuatro paredes empezaba a hacer mella y quizas no tardaría mucho en volverme loca. Si no es que ya lo estaba.

Tampoco fuera que mi mente traicionera ayudará mucho. Evitaba pensar en las pesadillas,era suficiente con que atormentan mi sueño. Pero lo que no pude evitar fue pensar en él. Por mas que lo intentara mi mente me llevaba justo a todos los encuentros que habíamos tenido,rememorando cada escena y cada sensación por la que me esfuerzo en olvidar.

Levanto la cabeza cuando veo a Ancira entrar a la habitación. Su cabello castaño estaba recogido en dos trenzas adornadas con cintas rodadas dándole un toque mas infantil a su rostro. Esta vez no traía delantal atado a su cintura. Un vestido de color rosa palo cubría su delgado cuerpo dándole un toque fresco y femenino.

—Buenos días—sonríe de oreja a oreja pero se detiene de golpe al verme acostada como una estatua sobre la cama—¿Qué haces?

Me levanto despacio y dejo mis piernas colgar fuera de la cama.

—Buenos días—murmuro—estaba meditando.

Frunce el seño mirándome extrañada pero no dice nada más. Se acerca a las cortinas rojas que cubrían los ventanales y las abre. Inmediatamente me llevo las manos a los ojos,tapando la claridad que amenazaba con dejarme ciega.

—¿Meditando?—niega con la cabeza—tienes cara de no haber dormido nada.

—Estoy bien—me levanto con cuidado y descalza camino hacia el cuarto de baño para hacer mis necesidades y echar un poco de agua en mi pálido rostro.

—¡Por la luna,ponte zapatos!

Ignorando sus chillidos seco mi rostro con una pequeña toalla. Miro mi reflejo en el espejo de cuerpo completo. Dos círculos oscuros adornaban mis ojos al punto de que parecía un mapache. Resultado de la buena noche que había pasado (nótese el sarcasmo) si es que se le podía llamar así. Mi cabello estaba despeinado e incluso marcas de la almohada marcaban mi cuello y mejillas.

—No me voy a morir por no usar zapatos,Ancira.

—Si que puedes,si pescas un resfriado enfermarás—se agacha frente a mi dejando unos zapatos un poco raros,parecían pantuflas. Una tela azul cielo de seda cubría una suela de color negro del tamaño exacto de mis pies—no creo que a su majestad le guste eso.

Evito poner los ojos en blanco. Incluso a primera hora lo mencionaban.

—En mi opinión,a tu majestad no le gusta nada más que el mismo—mi comentario sale agrio y burlón—y dudo mucho que le moleste si enfermo o no. Yo no me preocuparía mucho a decir verdad.

—Tonterias—sacude la mano restándole importancia—su majestad es un hombre honorable. Claro que le importaría si enfermas o no.

—Disculpa si no comparto la misma opinión que tú—hago una mueca de desagrado— Es un engreído prepotente, narcisista ,con el ego por las nubes incapaz de ver más allá de su propia nariz.

Uno muy sexy,además.

Pero eso no lo digo,es más,lo ahuyento rápidamente.

Ancira niega incrédula y me lleva hacia el biombo para ayudarme con el vestido.

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2023 ⏰

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Corazón De Tinieblas [Nueva Versión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora