— Hija, llegarás tarde a tu primer día —mamá me sacudía en la cama para que me levantara. Mierda. El trabajo.
Me levanté sobresaltada y salí corriendo a la ducha. Me di un baño de diez minutos y busque la mejor ropa que tenía para dar una buena impresión y conseguir el trabajo.
Vi el reloj y tenía tiempo de sobra aún, rodé los ojos. Mamá tiende a asustarme así cuando me levanta dos horas antes de lo acordado.
— Mamá, son las 5:10 a.m y te dije que tenía que estar en el palacio a las 7:00 a.m. ¿no podías levantarme a las 6? —bufé.
— Pero casi casi son las 7, anda, no seas dramática.
— Bien.
— ¿Amor?
— Dime, mamá.
— Sabes que no tienes que ir a trabajar. Yo puedo sola, siempre he podido.
— Lo sé. Sé que siempre has podido pero no queda de más poner un granito de arena extra. Me dolía verte llegar tarde de tus turnos de camarera y no poder hacer nada porque era menor, pero ya tengo 18 años y puedo trabajar y ayudar en la casa para que no trabajes tanto. Además, si me dan el trabajo tendremos dinero hasta para podernos comprar algo para nosotras he irnos a ese restaurante que tanto te llama la atención. ¿Te parece?
Mamá ya estaba llorando y se puso peor cuando le dije que quería trabajar para ayudarla en la casa. Vino hacía mi y me dio un gran abrazo.
— Te amo. Estoy tan orgullosa de ti.
— Te amo más mamá. Y yo estoy orgullosa de ti.
Estuvimos un rato más platicando y desayunando hasta que se me hizo la hora de irme. Me despedí de mamá que me dio la bendición para que todo fuera bien.
Me fui caminando ya que no me quedaba el castillo lejos desde mi casa y eso era una ventaja ya que no tendría que pagar un transporte público.
Llegué con cinco minutos de sobra y fuera del portal ya habían más chicas igual que yo esperando para encontrar trabajo. Habían unas diez chicas y entre ella una señora que desde que llegué me saludó muy sonriente.
— Hola linda.
— Hola señora.
— Me llamo Lulú y ¿tú?
— Catalina, un gusto, Lulú.
— Eres muy joven para estar aquí linda.
— Estoy ayudando a mi madre.
— Oh, entonces espero que puedas conseguir el trabajo.
— Y tú también.
El portal se abrió y dejó ver a una mujer mayor y con un porte muy intimidante y elegante.
— Bien. Me gusta la puntualidad, si alguna falta lo siento mucho, pero una vez este portón cierre, nadie más entrará. —la seguimos dentro del portal y este se cerró.— Me llamo Karol y yo seré quién contratara solo a cinco de ustedes hoy. Las demás quedaran con un expediente para ver en un futuro si son útiles.
El castillo era impresionante. Tenía un gran lago largo en medio de esta rodeada por pinos bien podados y frondosos. Podías sentir un rico aroma a Jazmín por el inmenso jardín a los costados del palacio. El palacio era enorme y de un color marfil muy elegante.
Llegamos a la puerta del castillo y la mujer nos abrió la puerta y nos dejo pasar. Había mucha gente corriendo de un lado a otro y es porque no falta mucho para que coronen a la princesa Millie. Nunca la he visto en foto y peor en persona pero se dice que es hermosa.
La mujer nos guió a una habitación a todas donde ya habían silla colocadas para nosotras. Nos sentamos en el orden de llegada y esperamos a que la señora nos llamara a cada una para la respectiva entrevista. No estoy muy segura que preguntara pero espero que no pida mucho. No tengo tanto que ofrecer.
Yo era la última y a la que iban llamando la pasaban a otra puerta que había en la misma habitación, pienso que para hablar tranquilas y sin que las demás escuchen de qué va la entrevista.
La señora Lulú entró luego y cuando salió me dio una sonrisa de apoyo. Lo agradecí y se la devolví.
— Catalina Lawrence. —la señora Karol me llamó desde la habitación. Me levanté de tirón para no hacerla esperar. No quería que notara mis nervios. En serio ocupaba el trabajo.
— Veo que finalizaste la secundaria con honores ¿por qué estás aquí y no en la universidad?
Trague saliva.
— Porqué no podía permitírmelo. Las universidades son muy caras y ocupo ayudarle a mi madre con los gastos de la casa.
La mujer asintió.
— ¿Estás segura de querer trabajar aquí como mucama?
— Sí, señora Karol.
— Bien. Puedes pasar afuera con las demás, en un momento saldré a decir quiénes están contratadas.
¿Y ya? ¿Soy un desastre qué ni preguntarme más quiso? ¿Tan mal estoy?
Estoy muerta, en serio ocupaba esto. Puedo conseguir trabajo en el restaurante donde trabaja mamá, no estaría mal.
— Bien. Ya tengo aquí a las cinco contratadas para el puesto de mucama aquí. —sacó la lista y empezó a leer los nombres.— Emily Hart. Clarisa James. Billie Parrish. Lulú Spencer y Catalina Lawrence.
Estaba a punto de irme con las demás que no fueron admitidas cuando escuché mi nombre. Esperen ¿mi nombre?. ¡¿TENGO EL TRABAJO?!
No pude evitarlo y empecé a dar brinquitos en mi lugar. Estaba feliz. Pude ver a la señora Karol sonreírme y deje de hacerlo. No sé si vi bien.
— Las demás pueden retirarse. Luca las guiará a la salida.
Las otras chicas se veían triste y no pude evitar sentirme mal por restregarles mi felicidad en las narices. Soy cruel. Inmediatamente baje la cabeza avergonzada.
— Ustedes ya están contratadas y empiezan mañana mismo a la misma hora. Trabajo de 7:00 a.m. - 7:00 p.m. ¿esta claro? Tendrán su paga semanal y por eso no se preocupen, la paga es buena.
Todas asentimos con lo que Karol nos iba diciendo y explicando.
— Bien. Pueden retirarse. Ya esta el visto bueno señoritas. —nos asintió y nos señaló a Luca quien nos llevaría a la salida.
— Que suerte tuvimos Lulú. —le dije una vez salimos del palacio al portal.
— Sí niña. Estoy feliz y supongo que tu también.
— Como no tienes idea. Daré el 100 de mi en este trabajo y sin distracciones. No hay nada que me haga cambiar de opinión.
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His Queen ©
Teen FictionMillie Posey está destinada a ser la futura reina y heredera de Inglaterra con tan solo 21 años. Lo que desde pequeña la llevó a tener una vida restringida de la humanidad. Entrenada para este momento. Todo estaba planeado. Todo. Hasta que llegó el...