08 || Nervios ✔

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— Hija, más derecha

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— Hija, más derecha. —bufó papá—. Estás muy despistada ¿Pasa algo?

Sí, pasa que estoy enamorada de lo que ustedes creerán irrefutable, denigrante. Perdidamente loca por una pelirroja que hace una semana rompió mi corazón sin ella quererlo.

— No, es cansancio. —traté de sonreír, mas salido una mueca.

— Concéntrate más, es tú deber como futura reina.

— Bien, padre.

Siempre eran las mismas tres palabras, es tú deber. Estaba cansada de esto. Nadie me preguntó si yo quería dirigir a todo un país, ¡ni siquiera he salido en estos veintiún años a conocer lo qué será dirigido por mí!
Papá me abofetearía y mamá bajaría la cabeza. Amo a mis padres, pero su forma de pensar es muy hostil.

Lo único bueno que he tenido es Catalina, ¡y ni siquiera somos amigas! pero me siento tan dolida qué la única confidente de mis llantos es mi almohada.

Pero ¿Cómo confesar tu dolor sin salir más lastimada?

¿Cómo reclamarle algo sin ser nada?

Catalina Lawrence es y será siempre mi primer amor. Aunque me vea obligada a separme de ella, como mamá lo fue de su único amor.

Pero lucharé por ella. Conquistaré su noble y dulce corazón, aunque eso me lleve todo el reino tras mío.

No seré mis padres.

¿Por qué no decirle a Catalina quién soy en verdad? Mis sentimientos no cambiarán, aunque sea la única que los tenga.

Puedo tener amor por las dos.

Si, hoy mismo la buscaré y le diré toda la verdad, desde quien soy hasta mis sentimientos, y si estos no son correspondidos, haré el plan B.

Conquistarla a la antigua.

♣ ♣ ♣

Iba rumbo a mi habitación a cambiarme de ropa a una más cómoda para ir en busca de la pequeña pelirroja.

Estoy decidida a luchar por su amor, Catalina merece más, sé qué es imposible que yo se lo de, pero no quiero rendirme. No sé nada acerca del amor, así qué no sabría cómo funciona una relación sentimental. Y sé a quien acudir.

Me cambie lo más rápido que pude para ir en busca de mi persona. Escogí un vestido blanco ceñido a mi piel con un corte corazón, zapatillas y listo.

Luego de dar toda la vuelta al castillo, pude encontrarla.

— ¡Lulú! —agite mis manos para que se acercara.

— Hola mi niña, ¿deseas algo?

— Sí, un sabio consejo sobre el amor. —hice un puchero.— Puedes ¿si? por fis —junte mis manos en suplica.

His Queen ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora