Camelia Dickens.
Me encuentro en la cafetería, es viernes y estas últimas semanas han sido una de las más agotadoras que he tenido a lo largo del año.
Elina está detrás de la barra dando órdenes a mis compañeros mientras que yo en silencio me encargo de terminar la tarea que me asignó; ordenar los cubiertos en sus cajas respectivas.
El salón no se encuentra del todo lleno, solo hay dos parejas de ancianos en distintas mesas.
Ha sido una jornada tranquila al menos, en caso de que no lo hubiera sido, hubiera colapsado. La universidad acabó con la estabilidad que tenía esta última semana.
He tenido exámenes y no he estudiado lo suficiente como para aprobarlos, no se exactamente si me habrá ido bien o mal pero el simple hecho de que sea un 50/50 me pone los nervios a flor de piel.
En cuanto a Crono, las cosas han marchado de maravilla.
Últimamente nos vemos a menudo en los recesos que tenemos, me acompaña a mi casa o hasta la universidad cuando me lleva en su auto.
Gracias a esto, las cosas con Damien han estado un poco raras pero no deja de tratarme como siempre lo hizo, solo hace sus caras de disgusto cuando Crono se acerca o me habla.
El ojiazul no se queda atrás, por más que me diga que mí mejor amigo le agrada, sé que no es asi. Pero sus peleas no son las mías.
Casi son las ocho de la noche y quedamos con Elina, Damien, Crono, Brad y un par de amigos mas en ir a un bar a tomar algo tranquilo, nada de locuras.
O al menos si insisten, no tengo ganas en salir a bailar a una discoteca, me siento exhausta. Solo tomaré algún que otro trago e iré a dormir a mi casa.
Todo está listo en la cafetería, las dos parejas de ancianitos pagan su cuenta, dejan la propina en la mesa y se marchan.
Ordenamos todo para el cierre del local, estoy por ir hacia la zona de casilleros cuando mi teléfono vibra en el bolsillo de mi jean.
Voy en busca de mis cosas, tomo mi mochila y me dirijo al baño para ponerme una ropa más de noche que sea acorde a la ocasión.
Me quito todo el uniforme de trabajo quedando en ropa interior y me coloco un vestido color negro de mangas largas, pegado al cuerpo, es corto, llega justo donde tiene que llegar.Lo completo con unas botas del mismo color, bucaneras de tacón mediano que llegan hasta abajo de mis rodillas. Me suelto la coleta sintiendo un poco de molestia en mí cuero cabelludo al estar amarrado hace tantas horas.
Arreglo todo dentro de mi mochila y me hago un maquillaje express que consiste más que nada en un delineado extravagante y labial rojo.
Me miro en el espejo y sonrío ante el resultado, tomo mi teléfono ya que vuelve a sonar.
Dos mensajes:
Desconocido y Crono.
Me da intriga el número que no reconozco y abro el chat.
— Camelia, me gustaría que subas a recoger tus pertenencias.
Mis ojos se agrandan hasta casi salirse de su propia cavidad interna.
Pensé que nunca más me escribiría puesto a que han pasado ya dos semanas y no he recibido ningún tipo de mensaje para buscar la ropa de aquella vez, de hecho ya la había dado por perdida.
No pensaba ir en busca de ella por suma vergüenza y nerviosismo. Prefiero evitar esos ojos tan... intensos y arrasadores.
Mi corazón se acelera y me siento estúpida.
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Birtwhistle
RomanceTrabajar y estudiar para algún día tener todo lo que soñaba, eso deseaba Camelia. Las personas siempre se interponen en nuestros sueños, pero no siempre son personas peligrosas. Dos hermanos, una mujer. Ya no es solo estudiar y trabajar desde entonc...