Cap III

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Entré por la puerta con sumo cuidado. Pasó por mi lado firmemente. Tragué saliva y me hice rápido a un lado.

Cerró la puerta algo fuerte y me miró.

**

- De verdad que no cal hacer esto. -dije deseando que aquello acabara pronto.

- Bueno, esto hay que hablarlo, es la primera vez que me pasa, ¿y supongo que a ti también no? -me dijo en su tono monótono y frio.

- Emm... Sí. -realmente mentía, no era la primera vez que me enamoraba de una profesora.

- ¿Y entonces? El novio que tenías... ¿lo de aquel día que llorabas? -preguntó un tanto confusa-. ¿Te gustan las mujeres y los hombres?

- Sí. -dije algo avergonzada.

- Bueno yo tengo una amiga que también y tan solo me dice que ella se enamora de la persona, no del sexo, ve más allá de la apariencia... -todo esto lo dijo como tratando de calmarme.

No respondí nada a lo que me comentó sobre su amiga. Tal era mi humillación que me daba igual lo que me dijera, sí que al menos veía que lo entendía y no le resultaba 'feo' que me pudiera atraer otra mujer ya que aun en pleno siglo XXI aún hay gente que lo ve como una perversión.

- Entonces... ¿yo te gusto? -de verdad deseaba matarla, como si disfrutara de mi estado.

- Sí. -volví a responder con monosílabos.

- Pues, yo... es que ya tengo la vida montada. -dijo observándome detalladamente y prosiguió-. Con mi novio.

Puñalada. ¿Por qué? ¡No era necesario! Podría haberme dicho, no, no me gustan las mujeres. O lo siento tu no me gustas. Cualquier cosa, pero no deseaba, no necesitaba saber que pertenecía a alguien. Además parecía como si esa fuera la escusa como si, si estuviese soltera entonces si podría conmigo. En el fondo me dejaba con la duda, no me decía si yo le atraía, o si le gustaban las mujeres.

- Pero tranquila, nada va a cambiar entre nosotras. -dijo preocupada al ver mi cara y como no pronunciaba palabra-. Al menos por mi parte.

- Sí. -parecía un disco rayado, no tenía palabras que decir.

- Claudia, por favor, dime algo más que monosílabas.

- Siento lo sucedido, mejor habérmelo callado. -dije ya con más valentía y antes de que ella fuera a responderme a eso-. ¿Entonces ya puedo irme?

- Sí, claro. -dijo un tanto abrumada.

Me miraba con el ceño fruncido, como tratando de saber lo que yo pensaba. Y mis pensamientos eran simples, se reducían a un hombre sin rostro que seguramente cada noche se la beneficiaba...

Volví a la aula donde había la fiesta, obviamente ya no sería lo mismo para mí. Las manos aun me temblaban.

- ¡Ey! ¿Qué has hecho ya? ¿Te han pegado bronca? -me preguntó Karina.

- No nada, solo era hablar de que me ponga las pilas y típicos sermones.

Entró por la puerta mirándome de reojo. Disimulando que nadie la viese. Tragué saliva fuerte, no quería volver a mirarla.

Se pasaron toda la tarde ligando con ella, los profesores y los alumnos.

- ¿Qué le verán a esa bruja? -dijo Imma.

- Bueno, tiene ojos bonitos, un cuerpo cuidado... tampoco es fea. -dijo Karina defendiéndola un poco.

- A mí me cae mal. Siempre me mira mal.

Mi profesora de Inglés COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora